En el informe corporativo de Metro correspondiente al ejercicio de 2020, antes de dos párrafos sobre la reversión contable de la venta en 2014 del recinto de las cocheras de Cuatro Caminos para cubrir el riesgo según la recomendación de los auditores, hay otros (pág. 239) que creo que merece la pena reproducir y comentar seguidamente (las negritas son mías).
Con fecha 17 de diciembre de 2014 la Sociedad firmó el contrato para la venta del recinto de Cuatro Caminos, que se adjudicó por un importe de 88.321 miles de euros, siendo parte del precio de la venta un pago en especie consistente en la construcción, a cargo del adquirente, de unas cocheras subterráneas en el ámbito de Cuatro Caminos cuya propiedad mantiene Metro de Madrid, por un precio cerrado de 30.709 miles de euros. La Sociedad dio de baja los activos asociados a esta venta por un valor neto contable de 2.594 miles de euros, junto con la subvención asociada a la misma, y registró un beneficio en la cuenta de Pérdidas y Ganancias de 2014 por importe de 86.967 miles de euros.
Durante el ejercicio 2016, en el proceso de solicitud de los correspondientes permisos urbanísticos para la reordenación del ámbito de Cuatro Caminos, el Ayuntamiento de Madrid comunicó a la sociedad compradora de los terrenos, y encargada de la construcción de la nueva cochera, que todos los proyectos presentados incumplían diversas determinaciones del Plan General de Ordenación Urbana para dicho ámbito urbanístico.
La Sociedad, junto a la sociedad compradora de los terrenos, realizó diversas modificaciones al proyecto inicial siempre con el objetivo de que el proyecto de cocheras cubriera los requerimientos operativos y fuera conforme al ordenamiento urbanístico, considerando que el proyecto presentado cumplía sin ninguna duda los mismos.
Durante el ejercicio 2017, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid acordó la aprobación de la iniciativa para la ejecución urbanística del ámbito del recinto de Cuatro Caminos. Sin embargo, paralelamente se iniciaron, tanto en vía administrativa como judicial, por parte de diferentes Asociaciones Vecinales, diversas reclamaciones intentando que se considere el recinto de las cocheras de Cuatro Caminos de Bien de Interés Cultural.
Durante los ejercicios 2018 a 2020, aunque la mayoría de las reclamaciones interpuestas han sido desestimadas, se han iniciado otros recursos que podrían volver a paralizar la ejecución del planeamiento urbanístico previsto en el recinto y podrían suponer nuevos retrasos e incertidumbres en la ejecución del proyecto.
Uno de estos últimos recursos desembocó en una sentencia del 15 de abril de 2021 del TSJM que declaraba la nulidad de la modificación puntual del plan general de 2014 que precedió a la subasta pública por dos defectos de forma. Esto ha generado otro retraso (que subira hasta los ocho años, más o menos). No obstante, el Ayuntamiento se comprometió días después de difundido el fallo judicial a rehacer al planeamiento porque todos los aspectos de fondo de la modificación que fueron cuestionados por MCyP y Verde Chamberí han sido desestimados, lo que también ha generado certidumbre.
Esas asociaciones vecinales que agrupan a muy pocos, y que han intentado extorsionar a Metro, Ayuntamiento, Cooperativa y mayoría de vecinos de los barrios colindantes exigiendo negociar cambios en el planeamiento (que expulsan la operativa de Metro sin reconocerlo ante todos los ciudadanos) —a la par que sus groupies y palmeros conservacionistas, que no debemos confundir con los defensores del patrimonio histórico reconocido— se quedaron sin su instrumento de chantaje. Lo que en abril presentaron como un éxito de su activismo, y una prueba de que tenían razón cuando pregonaban que el planeamiento era ilegal (alegando motivos desestimados), ha sido tan sólo una “ganancia” pírrica y perjudicial para todos los que viven o vienen a Madrid: un año más de retraso a sumar a los siete causados en parte por ellos, aunque también por errores de Metro y de la corporación municipal del PP en 2011-15, y por decisiones discrecionales (políticas) de la gobernada por Ahora Madrid en 2015-17.
La realidad es que la sentencia que anula el plan ha despejado también la incertidumbre que estos cínicos al estilo de Diógenes de Sinope habían arrojado sobre edificabilidad, alturas, rasantes, permeabilidad peatonal, zonas verdes cedidas, apertura de viales… del plan parcial de la Cooperativa adjudicataria de la subasta pública, que estaba basado en la modificación anulada por esa sentencia judicial de abril que también ha despejado la incertidumbre referida en la memoria de Metro.
Estos diogenistas hablan del «derecho a la ciudad» mientras ocultan a la ciudadanía que tratan de dañar el transporte subterráneo de todo Madrid, entre otras cosas perjudiciales para una gran ciudad sostenible que demanda edificios en altura diseñados con criterios actuales. Los Verdes preferían conservar un amasijo de hierros a tener nuevas instalaciones de transporte subterráneo de tracción eléctrica, nuevas zonas verdes ampliando la tercera más grande del APE del Centro Histórico de Madrid y nuevas construcciones con certificación VERDE. En verdad, y según comentan entre ellos, lo que los militantes del Corazón Verde Chamberí no querían eran pisos de buena calidad en “SU” barrio que atrajeran nuevos vecinos, que a saber qué perfil ideológico tenían si compraban pisos de buen nivel…
El patrimonio cutural ha sido el trampantojo propagandístico usado por esa gente para intentar lograr sus objetivos, al igual que los ingenieros promotores del Metropolitano emplearon el nuevo medio de transporte subterráneo para poder ampliar Madrid y construir en 1920 la nueva barriada de su Urbanizadora Metropolitana en el Ensanche Noroeste del Plan Castro de 1860.
Ahora se trata de hacer realidad más de un siglo después el plan constructivo que los creadores del Metro de Madrid intentaron materializar en 1920 y 1940 manteniendo la operativa ferroviaria. Ahí es donde reside el valor histórico de unas cocheras que sirven al Madrid ampliado del siglo XXI…
(Imagen Catastro+ de idealista. ~2020)