Madrid despunta. Creo que a Cataluña le hacen mucho daño los cruceristas y mochileros varios, que en Madrid están muy controlados.
Bueno … en los cruceristas hay una parte asiatica que gasta mucho. De hecho seguramente paseo de gracia esté ahí x algo ….
El turismo playero es el k es, en realidad donde menos se gasta es en los sitios de playa a no ser que te vayas a Marbella, Ibiza, Mallorca etc
Hombre, Paseo de Gracia era la mejor calle de la ciudad mucho antes de que el turismo de cruceros fuese relevante.
Con los asiaticos entran todos los demás que bajan la media por el escaso tiempo de visita.
Me pregunto si será posible regular el turismo de cruceros para que las naves atraquen más de un día en los puertos, ¿no es lo que se hacía antes?
Vamos, creo que prefiero estar 2 o 3 días en Roma y Barcelona en vez de estar 10 horas en Málaga, 10 horas en Valencia, 10 horas en Barcelona, 10 horas en Palma y 10 horas en Roma.
Además así ahorras combustible…
Es que temo que eso promueve el turismo selfie o el turismo instagram, no recuerdo en que hilo compartí el caso de Kioto, que (como en muchas otras ciudades) tenía dos o tres puntos de la ciudad que se habían puesto de moda en redes sociales y estaban absolutamente colapsados, al punto que saturaban barrios enteros de la ciudad, que los locales evitaban y habían entrado en una espiral de degradación.
¿Que hace la persona promedio con 10 horas en Barcelona? Ir a la Ramblas, Paseo de Gracia, Sagrada Familia, foto en el Parque Güell y vuelta al crucero. Normal, es que no da para más. El turismo relámpago irremediablemente intensifica recorridos ya hiper solicitados.
De tener en Madrid puerto de cruceros solo saturaríamos más El Retiro, la Gran Vía, el mercado de San Miguel o la Plaza Mayor. De buena nos libramos.
Creo que los cruceros a lo mejor ayudan a conocer o situar en el mapa ciudades que no eran tan visitadas (¿Málaga?¿Cartagena?..) pero que ciudades como Barcelona o Roma, ya bastante saturadas, bien podrían prescindir de esas visitas relámpago a millones, es lo contrario a un turismo equilibrado.
Añadiría Venecia, destrozada por ese turismo rápido, de palo selfie y saturación de puntos clave.
Aunque pueda estar de acuerdo con tu propuesta idilicamente, en realidad son los mayoristas de los cruceros quien fletan y organizan estos. ¿Jurídicamente como lo harías? ¿Como prohibir estar o atracar en el puerto tan solo un día? ¿Además, imagino que si lo hacen así es porque hay cierto nicho de mercado que lo demanda, no? Muchos de esos turistas ni desean ni pueden estar más de un día, otros están de “tour” por Europa e intentan abarcar lo máximo posible… Personalmente, me parece un horror, pero hay gente y gustos para todo. Hay tantas maneras de viajar como seres humanos. Lo ideal sería encontrar un punto de equilibrio entre turismo y masificación, pero tampoco podemos obviar que Barcelona es lo que es y está en el puesto que esta en el mundo es en gran medida gracias al turismo, entre ello el de cruceros tb.
Creo que ciudades como Barcelona, Roma o Venecia han llegado ya a un nivel que en vez de atraer la mayor cantidad de turistas posibles deberían ser selectivas y apostar por los perfiles que más les convienen.
Económicamente a largo plazo es lo más rentable.
Yo en Venecia prohibiría directamente que los cruceros entren a la laguna.
En junio han visitado la Comunidad de Madrid 745.625 turistas (+23,1%). Durante los 6 primeros meses del año, el número de turistas ha sido de 3.691.462 (+36,6%)
Datos de la encuesta de gasto turístico:
Datos mensuales (junio)
Gasto total: 1.338 millones de euros (+30,6%)
Gasto medio por turista: 1.794 euros (+6,1%)
Gasto medio diario: 285 euros (-2,1%)
Duración media del viaje: 6,3 días (+8,3%)
Datos acumulados hasta junio:
Gasto total: 6.253 millones de euros, con un incremento anual del 47,6%. El gasto acumulado supone el 13,6% del total nacional.
En 2019, el gasto acumulado hasta junio fue de 5.116 millones de euros y el 12,7% del total nacional.
Actualizo:
Gasto en 2019 - Gasto en 2022 - media gasto 2023:
C. Madrid: 1.368€ - 1.591€ - 1.684€
Canarias: 1.283€ - 1.416€ - 1.392€
Cataluña: 1.102€ - 1.112€ - 1.072€
Baleares: 1.088€ - 1.153€ - 1.119€
Andalucía: 1.037€ - 1.197€ - 1.193€
Valencia: 1.006€ - 1.174€ - 1.147€
Lo hago respecto al mismo periodo de 2019:
Mientras que este año: 6.253 millones de euros y el 13,6% del total nacional.
Pero si, creo que los porcentajes se deben a que aún se está rebotando y saliendo del efecto de habernos quedado tanto tiempo sin poder viajar. Sin embargo, en Madrid se nota con más fuerza que en el resto. Esperemos que en los próximos años se consolide el modelo turístico.
Cruzando los datos con los de 2019, no se si superaremos el numero total de turistas
Teniendo en cuenta la inflación acumulada desde 2019, no es que se “gasten más”, es más bien “que todo cuesta más”.
Por supuesto que también puede haber sitios en los que se gaste menos, porque haya bajado el nivel del turismo que llega a esa zona.
A parte de las muy positivas cifras madrileñas a mi no me deja de sorprender que las pequeñas Baleares supongan casi 1/4 del gasto, casi un 10% más que comunidades como Andalucía, gigantes, del tamaño de un país europeo mediano, con una oferta turística a mi parecer mucho más variada y completa (montaña, patrimonio, playa, deportiva, cultural, lujo).
Si pero ten en cuenta esto (no en todas ha subido el gasto medio, y en las que ha subido no lo han hecho con tanta intensidad)
“No quiero que se críen aquí. No es bueno para ellos”.
De este artículo es divertido leer que una señora de lavapies vende el piso por el turismo ….
Poco habla este articulo del diario que tiene una deuda de 1000 millones de euros, de la queja en Lavapies …. Y no es del turismo precisamente …. Señoras que no salen de sus casas para no ser atracadas o robadas por yonkis.
Tampoco se habla de los cientos de grupos de whatsapp que hay de la cantidad de gentuza que hay en el barrio.
Hablan de la historia de una persona que vivia en la latina con su mujer y se han mudado a Arganzuela …… ehhhhhh a ver, que explique por cuanto ha vendido su piso en La Latina (grAcias a la revaloracion del barrio) para comprarse algo en Arganzuela, que es caro de cojones tambien …
Entiendo perfectamente el momento airbnb, xk donde yo vivo (Arganzuela), hay uno k lo esta haciendo, tan sencillo como ir a junta, votarlo y denunciarlo.
Es muy funny ver a supuestas asociaciones de vecinos quejandose de la apertura de hoteles en la plaza de nelson mandela de lavapies …… x la turistificacion …………
No se, que casi que prefiero escuchar un troley en la calle, que un mena me intente robar una cadena de oro, o ver como roban a señoras de la edad de mi abuela, o ver gente pinchandose en el portal de al lao de mi casa.
A mí también me sorprende que El País ni siquiera mencione los problemas de criminalidad y marginalidad que sufre el centro como uno de los motivos para que los vecinos huyan de la zona. Parece que todo es culpa de los turistas que compran chuches a 50€/kg, un verdadero peligro para poder críar a tus hijos con tranquilidad.
Jordi Gordon ha alertado durante casi una década de que los vecinos del centro de Madrid corren peligro de extinción. Antes de la pandemia, su asociación SOS Malasaña había llenado de pancartas amarillas los balcones de ese barrio colindante con la Gran Vía y Gordon aparecía a menudo en medios de comunicación, bien reconocible por su frondosa melena de canas y sus gafas de pasta. Pero ahora es la propia SOS Malasaña la que parece a punto de extinguirse. La cuenta solo ha tuiteado ocho veces en todo 2023 y por el barrio parece que han desaparecido los carteles de siempre.
Gordon, de 67 años, responde negando que vayan a torcer el brazo. “Estamos en un momento de impasse”, explica, pero advierte de que “las asociaciones se apagan si no hay apoyo y relevo”.
Lo que está pasando en el centro de Madrid según Gordon y los líderes vecinales de otras asociaciones es que se acerca el pronóstico apocalíptico de SOS Malasaña. Los vecinos de toda la vida se van a otros barrios porque se sienten asediados por los turistas y los negocios que giran en torno a ellos.
Son vecinos como Enrique Moreno, que hace año y medio vendió su piso de La Latina, cansado de las molestias de un piso de Airbnb en la planta de arriba. Se marchó con su pareja y sus hijos un poco más al sur, al distrito de Arganzuela, una zona fuera del radar turístico. Antes de irse, estuvo un tiempo en una asociación vecinal, Cavas La Latina, pero vio que a pesar de las denuncias, el dueño del piso turístico era “intocable”. No podía soportar más “el suplicio”.
“La frase que lo resume todo es ‘hemos perdido’. ¿Quién puede con Airbnb o con la asociación de hosteleros?”, dice, y recurre con sarcasmo a la palabra mágica que define estos tiempos en la región de la capital: “¡Tenemos libertad, tío!”.
La moral ha caído. Durante los primeros meses tras el confinamiento en la pandemia la vida en el centro fue brevemente placentera, a pesar del drama sanitario. Estos madrileños descubrieron que sus barrios podían ser más habitables. Pero el turismo ha vuelto con fuerza y este verano está al borde de batir los récords de 2019. El alcalde José Luis Martínez-Almeida ha celebrado el retorno diciendo que “Madrid está de moda”.
Y su concejala de Turismo, Almudena Maíllo, se ha felicitado por los últimos datos conocidos de viajeros: “La gran apuesta del Ayuntamiento de Madrid por la industria turística ha permitido al sector salir de la crisis por la pandemia fortalecida y con buenas expectativas de crecimiento”.
Esa apuesta ha conllevado el olvido de los derechos de los moradores, según las asociaciones. Allá por donde preguntes en el distrito Centro encuentras a vecinos que conocen a alguien que se ha largado o piensa hacerlo. “La huida ha empezado”, advierte Merche Sayalero, de 73 años, residente en Lavapiés que se crio en el barrio y ha vivido aquí casi toda su vida.
Esta primavera fue ella la que decidió que había llegado el momento de largarse. Puso su vivienda en venta y recibió tres visitas, una de un inversor claramente dispuesto a destinar su inmueble al turismo. Al final reculó. Le indignó pensar que la estaban echando de su barrio. “Fui al de la agencia y le pedí que retirara el anuncio. Casi se echa a llorar”, cuenta. No se arrepiente. “Quedarse en este barrio se ha convertido en un acto de militancia”.
Las seis asociaciones vecinales consultadas para este reportaje han puesto en duda los datos del padrón municipal que muestran que la población se ha estabilizado en torno a los 140.000 habitantes desde 2019. Son escépticos porque es vox populi que muchos caseros que viven fuera del distrito se empadronaron aquí después de la entrada en vigor de Madrid Central para disfrutar de los permisos de entrada y estacionamiento, dice Manolo Osuna, portavoz de la asociación La Corrala. Cada empadronado en el centro tiene derecho a acceder con su vehículo y recibe al mes 20 pases para amigos y conocidos.
Varios residentes han visto a turistas que aparcan sus coches particulares en la puerta de sus casas para sacar del maletero las típicas maletas de ruedas, afirma Víctor Rey, presidente de la asociación Sol Barrio de las Letras.
Esa sospecha sobre el padrón se ve reforzada por el fuerte aumento de empadronados que se dio en torno a la entrada en vigor de las restricciones de Madrid Central, en noviembre de 2018. Centro tenía 131.884 habitantes el 1 de julio de 2018. Solo un año más tarde la cifra había crecido a 138.552. Pero los últimos datos muestran que la curva vuelve a ser descendente: en julio del año pasado residían 140.853 vecinos en Centro y el 1 de enero el número descendió a 139.687.
“Es que esos números no son reales. Cada vez hay menos vecinos”, repone Osuna, “yo soy una persona que antes entraba a un bar y conocía al 90% de los que estaban dentro. Ahora no reconozco a casi nadie”.
Otro que se marcha es Enrique García, de 48 años, que ha aguantado muchos años de incordio en la calle Huertas. Ya ha vendido su piso y en octubre entregará las llaves para mudarse a Andalucía con su mujer y tres hijos pequeños: “No quiero que se críen aquí. No es bueno para ellos”.
A la desmoralización ha contribuido una gestión municipal que les ha decepcionado. Todas las asociaciones denuncian que se incumplen sistemáticamente las normas contra la apertura de bares en zonas de protección acústica, las que regulan las terrazas de los bares o las de los pisos turísticos. Sienten que el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida les ningunea. A diferencia de sus predecesores, el alcalde no se ha reunido con las asociaciones del distrito centro y ha delegado en el concejal del distrito el diálogo. Alberto Ruiz-Gallardón, Ana Botella y Manuela Carmena sí habían recibido a los representantes vecinales, según varias asociaciones consultadas. Las asociaciones sí se han reunido con los concejales de distrito Centro o de áreas de Gobierno, pero se quejan de que los intereses empresariales son prioritarios.
“Es una derrota democrática”, dice Gordon. “Almeida ha demostrado su falta de sensibilidad”. Carmena creó el puesto de comisionada vecinal para Malasaña, pero Almeida no le dio continuidad.
El Ayuntamiento contesta que esta legislatura revisará las restricciones de ruidos en el centro conocidas como ZPAE, que entre otras cosas limitan el número de bares. La delegación de Borja Carabante, que controla urbanismo, movilidad y medio ambiente, responde que los inspectores actúan cuando los vecinos reclaman. “Se pone una denuncia y se hace una inspección en función del tema de que se trate”, dice su portavoz, que añade que no han detectado que los pisos turísticos causen más ruido.
Los vecinos discrepan. A menudo los pisos turísticos albergan fiestas de todo tipo, desde rodajes de películas porno hasta despedidas de soltero.
El centro se ha convertido en un gran hotel. Un vistazo al mapa de la web Inside Airbnb muestra que el distrito tiene 10.198 de los 23.594 anuncios en toda la ciudad. El mapa con sus localizaciones muestra que apenas hay calles que se libren. Las asociaciones estiman que el 95% son ilegales porque no cumplen la obligación municipal de tener un acceso independiente a la calle, de modo que los turistas pasan por las zonas comunes como la escalera.
A esto se añade que se van los comercios de siempre, sustituidos por bares y más bares. El negocio de la hostelería ha superado el bache de la pandemia. Ya hay más empresas de este tipo en el centro que en enero de 2020: hemos pasado de 3.209 a 3.248.
Las batallas legales son largas y extenuantes. Los vecinos de un bloque junto a la calle Mayor llevan luchando desde 2018 contra un piso en la cuarta planta. La dueña ha recibido dos órdenes de cierre pero las ha recurrido y ahora litiga en los juzgados.
Los vecinos cubrieron la fachada de pancartas que señalaban con flechas a la propiedad incumplidora, pero las retiraron de sus balcones porque la dueña les amenazó por violar la protección de datos. Todos dieron marcha atrás menos los vecinos de abajo, los que más sufren las molestias, que no se amedrentaron. Pero a pesar de la humillante pancarta, siguen llegando inquilinos.