Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi | Madrid

Pues yo me atrevo a decir que la línea de Gallardón es la línea que mantienen algunas ciudades durante décadas enteras.

  • Berlín lleva siendo un Gallardón constante por 30 años desde la caída del muro. Capas de estrategias superpuestas para convertir a la urbe en un nodo de la movilidad, de las finanzas, de la tecnología, de la política y de la cultura. Simenedstadt como nuevo gran centro tecnológico, Band des Bundes como gran sede del poder, la Insel Museum con el Humboldt Forum como centro de actividad cultural (además del Kulturforum) City West como centro de una ciudad capitalista global… Estrategias que se mantienen y materializan paso a paso a lo largo de legislaturas. Súmale multitud de operaciones por toda la metrópolis para sumar decenas de miles de viviendas al parque inmobiliario berlinés.
  • la capital gala está irreconocible con el aluvión de construcción desde el plan Grand Paris de 2007 y eso que cada pocos años tiene periodos febriles de mega proyectos que ríete de Gallardón (por ejemplo, Miterrand: Plan del gran Louvre, el Museo de Orsay, el Parque de la Villette, el Instituto del Mundo Árabe, la Ópera de la Bastilla, el Grande Arche de La Défense, Ministerio de Economía y Finanzas, nuevo campus para la Biblioteca Nacional…) por ese miedo que tienen a perder su Grandeur y “su lugar entre las estrellas”. A día de hoy estaban construyendo ¿entre 40.000 y 80.000 viviendas al año?
  • Milán empezó en 2008, cuando se llevó la expo de 2015, un plan de proyectos y transformación de la ciudad que la despertaron de cierto letargo. Todavía sigue transformándose con la inercia de esa celebración. Ha construido en ese periodo dos nuevos centros de negocios, además de multitud de grandes equipamientos y un plan general de ciudad para que sea más verde y ciclista.

Incluso nuestra aletargada Barcelona, que lleva una o dos legislaturas lejos de la ambición, ha mantenido un buen nivel cualitativo de proyecto y ha dado más que hablar a nivel internacional (Superilles, el ambicioso PDUM, “la biblioteca más bonita del mundo”…) cuando el debate aquí era el cambio de pavimento de Sol (y aun así diría que los proyectos de reforma urbana ahí sí han sido más ambiciosos: previsión de Reforma de la Rambla, del Puerto Olímpico, de Via Laietana, de Meridiana, el nuevo Parque de las Glorias, la conexión de Tranvía, paseo Mar Bella, Can Batlló, plan supramunicipal de 500 millones para reformar el Besòs…).

Además, ese forzado letargo barcelonés se ha compensado (reducidamente) con una mayor actividad de proyectos en la corona metropolitana.

Si en Madrid municipio el panorama es tristón, a nivel metropolitano ni hablemos. Cualquier diría que tratamos con algunas de las urbes más dinámicas, grandes y ricas del país. Tal vez Boadilla se salve. Solo.

Y no me cansaré de recordarlo: Gallardón solo endeudó a la ciudad con una obra, cuyo presupuesto se disparó por exigencias del partido para que estuviera terminada antes de las elecciones.

En fin, a ver si el nuevo PGOU tal vez hace de revulsivo. Uno ve el ambiente de proyectos del ayuntamiento y pensaría que es una ciudad en decadencia y capa caída, pero nada más lejos de la verdad.

No es que Madrid agotara sus años de ambición. Es que Madrid debería ser ambiciosa siempre, que no estamos hablando de cualquier ciudad…

Y lo más triste en esta ciudad en particular es ver buenos proyectos, concursados y todo, que sin explicación ni nada terminan en la basura, o buenos planes que se empiezan y se dejan a medias sin comentario oficial. Eso sí que no es normal.

Más allá de nuestra histriónica industria de noticias, la ciudad lleva unos años sin dar que hablar, esa es mi sensación. No hay nada nuevo ni realmente radical.

19 Me gusta