Motiva y mucho esta noticia. Ojalá sea este un precedente para que los políticos dejen de maltratar a Málaga en inversión y empiecen a dotarla de las muchísimas infraestructuras que necesita.
El ecosistema tecnológico que ha creado Málaga en los últimos años y que ha atraído a multinacionales de la talla de Dekra, Oracle, Vodafone y, sobre todo, Google, va camino de convertir a la capital de la Costa del Sol en un hub también de la industria más estratégica y por la que la Unión Europea ha hecho una apuesta decidida desde la pandemia:la de los semiconductores.
Apenas unos meses después de que Google inaugurase por todo lo alto su Centro de Ciberseguridad (Google Safety Engineering Center) en el puerto malagueño, el IMEC (Centro Interuniversitario de Microelectrónica) -uno de los mayores referentes mundiales en investigación y desarrollo de microchips- ha anunciado que abrirá la que sería su segunda sede -tras la de Lovaina, en Bélgica) en el Málaga TechPark, el parque tecnológico que está detrás, entre otros, del éxito de lo que algunos llaman el Silicon Valley del sur de Europea.
Será un centro pionero, con unas instalaciones a la altura que se levantarán en una parcela de 46.000 metros cuadrados, casi cinco hectáreas, en la primera fase de la ampliación del Málaga TechPark. El edificio que lo albergará tendrá una superficie de 32.000 metros cuadrados y creará, según las primeras estimaciones, alrededor de 450 empleos directos.
Aunque lo más importante, como señala el director general del Málaga TechPark, Felipe Romera, es que la llegada del IMEC es solo «el principio» y forma parte de una estrategia cuidadosamente diseñada para «redondear» su ecosistema tecnológico con la pata que le faltaba, la «tecnología base» que permite y que está detrás de los grandes avances de estos tiempos, desde la AI (inteligencia artificial) al IoT (el internet de las cosas), el microchip.
De hecho, cuenta Romera, al calor del proyecto del IMEC ya se están gestando otros similares, aunque de menor envergadura. No se han dado cifras oficialmente, pero se habla de alrededor de 800 millones de euros de inversión y se enmarcaría el PERTE del michochip, que tiene una dotación de 12.250 millones de euros. En cualquier caso, el dato final y lo que cada administración va a poner es, precisamente, lo que se está rematando en estos momentos.
Porque, y ahí coincide Romera con la consejera de Economía andauza, Carolina España, la clave ha estado en la cooperación de todas las instituciones. Desde la Junta al Ministerio de Transformación Digital, pasando por el Ayuntamiento de Málaga. Sin olvidar, incide el director general del Málaga TechPark, a la fundación Innova IRV, que reúne a la práctica totalidad de las tecnológicas ya presentes en la ciudad.
La Universidad de Málaga, que cuenta también con una Cátedra Chip, y el esfuerzo que ha hecho para formar a sus alumnos en las carreras tech, forma también parte del cóctel ganador de la ciudad.
El secreto, que no es secreto, afirma Romera, es que «Málaga es un ecosistema de innovación vertebrado en el que todos trabajan en la misma dirección».
Los plazos tampoco están cerrados, pero el nuevo centro de I+D del IMEC en Málaga no debería tardar demasiado en ser una realidad. «Hay que correr», dice Romero, sobre todo porque parte de los fondos son europeos y tienen plazos muy ajustados para su ejecución. En un par de años, calcula el director del parque malagueño, podría abrir sus puertas culminando una proyecto que se ha cocido a fuego lento y de forma discreta desde que en 2022 el instituto radicado en Lovaina se fijara en Málaga.