Madrid ilustrado (1759-1808)

Hilos de otros periodos clave de la ciudad.

Aquí trataremos la historia de la capital y su transformación con Carlos III, y reinados sucesivos, hasta la invasión francesa de 1808.

Destacarían las intervenciones urbanas en los Reales Sitios, distintos jardines y paseos, así como distintos proyectos de infraestructuras.


Isidro González Velázquez y Tolosa, Vista del Paseo del Prado de Madrid desde la Cibeles, 1788. Fuente: González Velázquez y Tolosa, Isidro - [Vista del Paseo del Prado de Madrid desde la Cibeles]

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En 1750 Madrid era la doceava ciudad más grande del continente, con 110.000 habitantes, por detrás de
Constantinopla (700.000), Londres (550.000), París (530.000) pero también Venecia (143.000), Palermo (125.000) o Moscú (114.000).

El aumento fui muy escaso si lo comparamos con 1700, con una estimación de 105.000 habitantes y una posición continental similar.

En 1775 el crecimiento se había hecho algo mayor y se alcanzaban los 132.000 y 182.000 en el año 1.800.

En 1825 Madrid era la novena mayor, con 201.000 (+90%) habitantes, frente al millón que había alcanzado Londres o los 850.000 parisinos, pero superando a todas las italianas menos Nápoles en la línea de Berlín (220.000) y Lisboa (258.000).

Los datos son de Tertius Chandler y Gerald Fox.

Hice una tabla para que fuera más claro.

Da a entender que en Madrid se produce un gran aumento demográfico en el último cuarto del siglo XVIII.


Vista de la plaza de San Antonio de Aranjuez desde la orilla norte del Tajo, Isidro González Velázquez, 1791.

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Las principales transformaciones urbanas de la ciudad.


Destaca el trazado general del espacio entre el sur de la ciudad y el río. Plano realizado por Fernando de Terán.

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La divergencia con el resto de grandes ciudades europeas se da en el siglo XIX.

A ver si va a ser por que los franceses arrasaron como una dana esta ciudad, bombardearon el Retiro y luego lo destrozaron para hacer una fortaleza, derribaron casas historicas, la poblacion huyo y se refugio en los campos aledaños. Hay que agradecerselo a Napoleon

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Estoy leyendo un libro sobre el desarrollo económico en el siglo ilustrado.

Comenta alguna cosa interesante sobre la constitución de “redes económicas” y “sistemas urbanos”.

La Guerra de Sucesión casi suprimió las aduanas interiores y la coyuntura económica del siglo se encargó del resto: a lo largo de la centuria, el área de influencia de Madrid se amplió en Castilla, y se extendió hacia el nordeste llegando hasta Navarra y Aragón. La influencia de Barcelona se ensanchó hacia el oeste, penetró en el valle del Ebro hasta Zaragoza y a fines de siglo parece que llegó a Navarra. La relación comercial de Bayona con Pamplona no hizo sino reforzarse.

Cita el trabajo de Ringrose sobre este tema.

La red más amplia tenía como base Barcelona y transcurría desde la frontera francesa hasta Málaga y por el interior llegaba hasta Zaragoza. Una segunda red se extendía a lo largo de la costa norte desde Vigo hasta San Sebastián, con su centro coordinador en Bilbao. El tercer sistema cubría de manera holgada las mesetas de las dos Castillas y estaba orientado hacia Madrid. Otra red tenía como base Sevilla y reunía el valle del Guadalquivir, la costa que va de Algeciras a Portugal, y se extendía hasta Extremadura. Resultará clara desde el principio que estas redes se superponen y que la inclusión o exclusión de algunas ciudades es objeto de discusión. Cádiz, como punto focal del siglo XVIII para acceder a los recursos políticos y comerciales de las Indias, participó de diversas maneras en cada sistema regional.

Madrid era ya la capital financiera indiscutible del país, principal mercado de crédito y centro de gestión de deuda. Las redes mercantiles regionales (Barcelona, Bilbao o Sevilla) tuvieron que establecer contactos con la capital para negociar letras de cambio o seguir la gestión de préstamos e inversiones estatales.

Esto explica la importancia de la carretera Madrid a Barcelona, que, de ser principalmente un instrumento para las comunicaciones militares, pasó progresivamente a ser vía de comunicación de personas, mercancías, información financiera y letras de cambio.

Habría que sumarle el desarrollo del Estado este siglo XVIII y su desarrollo como receptor de rentas, consolidándose como principal mercado de consumo del país.

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