La Caleido bebe mucho de las Cuatro Torres, por sí sola es bastante vulgar.
Sin el CICCM perdimos un pedazo de edificio singularísimo que hubiera hecho babear a cualquiera y donde mucha gente se mataría por actuar o exponer o montar eventos. Literalmente tendríamos algo icónico, en una zona brutal, hubiera supuesto un absoluto revulsivo para la ciudad.
Completamente arruinado por la Caleido. Nadie va a deshacer un rascacielos “recién hecho”.
En el ámbito Mahou Calderón, tenemos dos truños, pero el residencial, aunque hubiera molado mucho tener dos o tres buenas torres ahí, y hemos perdido una parte de la superficie libre, no son ni de lejos losp eores edificios de MAdrid, además quién sabe si en vertical nos hubieran puesto unas buenas Torresblancas o Torre de Madrids… o un par de Torres Ámbar de Isla Chamartín.
El muro del Calderón, al fin y al cabo se tardará más o menos, pero desaparecerá. Habrá un soterramiento y se cerrará Madrid Río. Tú ahora dime que podremos tener el CICCMen esa parcela, esas perspectivas… hubiera sido brutal, y no será.
Literalmente, habríamos tenido nuestro O2 pequeñito, pero más icónico.
Nos habríamos adelantado a la Vegas Sphere - de hecho la Sphere hubiera sido la evolución del Queso Madrileño. Nos estarían imitando a nosotros.
No construir el CICCM fue un completo error. La quinta torre no está mal pero no tiene el potencial icónico que hubiese tenido el primero. Hubiese dado por bueno el cambio si la torre hubiese tenido los alrededor de 300 metros que se dijo en primera instancia.
Y guste más o menos el proyecto de Tuñón y Mansilla, lo que tendríamos ahora es el conjunto de auditorios y espacios para congresos y exposiciones que ahora reclaman algunos.
La Caleido vista cuando entras a Madrid o desde la Castellana es un anticliímax por altura, pero también por lo estrecha que es vista desde esos puntos.
Por cierto, en tiempos de Botella, después de tanto tiempo con el proyecto parado, el único político de cierto peso que defendió la continuidad del CICCM fue Ángel Pérez, concejal de Izquierda Unida, que consideraba que era bueno para Madrid y que había que rentabilizar la inversión que ya estaba hecha.
Ángel Pérez era rara avis en Izquierda Unida, y en la izquierda madrileña en general. Defendió también la construcción del CTBA, amén de ser un cachondo mental en los plenos. Un político de los que hoy se echan de menos.
lo que son las cosas, a mí fíjate que me resulta una buena referencia para apreciar mejor la altura de las otras cuatro; quizá el problema sea el otro aspecto que comentas sobre su estrechez. A mí personalmente me resulta más anticlímax la Titania, o nueva Windsord o como se llame ahora, que para ser las pocas torres destacables en altura de AZCA sí que me parece que ha reventado el equilibrio con la antigua BBVA, Picasso y Torre Europa, por calidad más que nada.
Por otro lado, a lo mejor los que echáis de menos el CICCM lo mismo no os acordaríais tanto de él si la torre Caleido hubiese tenido un diseño más sofisticado, cuidado o espectacular (inserte aquí su adjetivo favorito).
A mí lo que me decepciona más de Caleido no es su altura ni estrechez, sino su baja calidad proyectual, con un apósito en forma de escaleras de emergencia y rejillas corriendo toda su altura.
Esta es la Quinta Torre que dejó Botella “a falta de una firma” (como Op. Chamartin, Plaza España, Calderón, Barnabeu, PGOU, etc) y que al igual que pasó con todos ellos, tuvo que llegar Carmena&Calvo a pasar la tijera y dejar algo peor…
Lo de que no tengamos un CCIM ni si quiera en la agenda me hace cuestionar la labor de “lobby pro-ciudad” que hacen las grandes empresas madrileñas.
Tengo la sensación de que en otras ciudades la lista de cosas pendientes a hacer a nivel de ciudad está más establecida y se presiona para que se materialicen. Grandes agentes empresariales y culturales incluidos. Incluso aunque la ciudad en cuestión tenga recursos más limitados que Madrid. Si se tarda 20 años, pues se tarda, pero se hace.
Muchas de las asignaturas pendientes de la ciudad no solo lo son por necesidad social y tal, sino que tienen un aprovechamiento económico evidente incluso de algunos agentes poderosos de esta ciudad.
A raíz de esa imagen es curioso como Calatrava ha pasado de ser un “arquitecto” que sacaba proyectos como churros y que todo el mundo demandaba a desaparecer completamente del mapa.