En los manuales de arte del siglo XX editados hasta casi finales del siglo pasado no aparecían mujeres.
En "EL ARTE DEL SIGLO XX de Hans L. Jaffe, editado por EDAF, después de Robert Delaunay debería aparecer Sonia Delaunay. Y no aparece.
Antes de Kandinsky debería aparecer Frida Kahlo. Y no aparece
Por supuesto tampoco aparecen Hilma af Klint, para mí uno de los mejores artistas del siglo XX, pero bueno, esa falta podría estar justificada por lo tardío de su descubrimiento.
Ni están Remedios Varó, Maruja Mallo, Leonora Carrington, Tarsila do Amaral, Natalia Goncharova, María Blanchard, Lee Krasner o Tamara de Lempicka. Sorprendente ¿no?
No tanto, es sabido que en el manual de Gombrich, el libro sobre arte más difundido durante mucho tiempo, no había ni una sola mujer. Para el profesor vienés Artemisia Gentileschi o Angelica Kauffmann no tenían el nivel mínimo.
Igual que hasta finales del XVIII los tratadistas europeos consideraban que no había una escuela de pintura española y que los pocos artistas de cierto interés que se conocían en París o Londres los metían en el socorrido cajón de la “Escuela napolitana”. Ahora esa visión nos parecería ridícula.
La visión de la historia del arte se modifica según los parámetros de cada momento. Colón llegó a América en 1492, eso no se puede cambiar. Las interpretaciones de lo que ocurrió después pueden variar. Que quede claro que a mí me parecen patéticas las quejas de Andrés Manuel López Obrador sobre la colonización y que para mí el imperio español, en comparación con otros que vinieron después, me parece un ejemplo de modernidad. Si fuese un indio americano sin duda hubiese preferido tener un gobernador español que uno holandés, portugués, francés o inglés.
Otra cosa muy diferente es devolver piezas de museos cuya propiedad es desde todo punto de vista legal.
Y ellos también, los indígenas norteamericanos se refugiaban en La Florida de las razzias anglosajonas y francesas.
¿Acabarán algún día los cinco bacon en el Reina Sofía?
Ojalá que sí. Un primero paso podría ser que el dueño depositara los cuadros recuperados en el Reina Sofía. Le sería útil por seguridad y por ahorrarse un dinero en seguros.
Me acuerdo que Francesca Thyssen, cuando decidió depositar el retrato de su padre por Lucian Freud en el museo, contó que el gasto por el seguro del cuadro había aumentado tanto que ya no podía seguir teniendo la pintura en su casa. Y ya vemos lo que pasó con el tiempo: el depósito muy generosamente se convirtió en donación.
Con el Bacon, quizá no se dé un esquema depósito-donación. Pero igual podría funcionar un primer depósito en el Reina y luego compra por el Estado.
Por otra parte, Abelló también tiene un tríptico y varias pinturas de Bacon. Quizá desde el Reina podrían buscar acercarse más a estos grandes coleccionistas para que dejen legados al Museo. Creo que el Prado ha sido más astuto en este aspecto.
Los Bacon de Abelló
Ojalá y además sería tmb un poco en agradecimiento al coste que ha tenido para las arcas públicas el investigar el robo de unos cuadros particulares.
Yo no confío en exceso en los coleccionistas españoles por lo general, no tienen una mota de generosidad diría yo. Koplowitz es benefactora del Prado y con la basta y excelsa colección que tiene donó hace años un cuadro menor y compra las flores de la sala rojo Pompeya… esto en Estados Unidos sería impensable.
Abelló ha dado muchos cuadros como dación en pago por sus deudas con Hacienda en los 90´s, pero luego coleccionó a lo grande y no hay atisbo de que su colección al menos quede protegida mediante una Fundación.
Aquí a España han llegado colecciones de personas que no son españolas. Como la del Barón Thyssen, como todo apunta a la del mexicano Pérez Simón, la de la alemana Helga de Alvear, o la de la austriaca Francesca Thyssen, la italiana Patrizia Sandretto, o la del británico Norman Foster… y esto habla mal de nuestro país.
La colección Alicia Koplowitz y Juan Abelló son maravillosas. Tener ese tríptico de Bacon en un paso de garaje en el Palacete de Chamberí lo dice absolutamente todo.
Los Museos que no han sido…testimonio sonoro de todos los cambios que experimentó el Edificio Sabatini, un antiguo hospital, hasta convertirse en la actual sede del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
RRS: Los museos que no han sido | RRS. Radio del Museo Reina Sofía
Como homenaje a Richard Serra, que acaba de fallecer, pongo un artículo del conocido caso de Equal-Parallel: Guernica-Bengasi, una escultura de 38 toneladas de peso que desapareció de los almacenes donde el Reina Sofía la tenía guardada sin dejar huella
Por fortuna el escultor hizo una réplica que desde hace años puede verse en la colección permanente del museo.
Siempre he pensado que ese desaparición, o robo, no fue un trabajo por encargo de algún millonario con ganas de tener un Serra en su mansión.
Me lo he imaginado como un achatarramiento por confusión para obtener “fondos” para organizar una chuletada de alguna de las obras que se han llevado a cabo en el museo.
Lo mismo algún día alguien confiesa en su lecho de muerte lo que sucedió 
Yo en su momento pensé que también desapareció por confusión, por no saber que esos paralelepípedos eran una obra de arte. Una vez quebrada Macarrón, la empresa encargada de guardarla, al desmantelar los almacenes vieron unos bloque de acero y los vendieron al peso, sin más afán que el de sacar unos euros.
En redes se comenta que el personal va ir vestido de Manuel Segade 
Vaya cuadro… Los visitantes se van a pensar que son parte de la colección 
Una estupenda noticia, más cuando se especulaba sobre la posible destrucción de los dos cuadros que todavía no habían aparecido
Ya solo queda uno por encontrar. A ver si un día los cinco cuelgan junto al único cuadro de Bacon que ahora hay en el Reina Sofía.
La cantidad de cuadros destruidos que están en el mercado negro o paredes de ciertos personajes debe ser curiosa cuanto menos.
Qué buena noticia, la verdad que con todo el dinero público que ha debido ir a parar a unos cuadros particulares, debería haber al menos una ley de inexorabilidad por haberlos encontrado.
Creo que no son cinco. Son cuatro cuadros uno de ellos es díptico.
Ojalá se expongan en el Reina algún día. Yo lo que no entiendo es la cantidad de dinero público que se emplea para encontrar arte de un particular, y luego que? Se lo devuelven a su propietario y éste los puede vender y punto no?
—¿Hablamos de nuevas narrativas en el museo o de cambios físicos?
—M. S.: Tardaremos tres años, pero empezará a presentarse una nueva narrativa de la colección que tiene que ver con la reordenación de los espacios del museo. Ahora creo que es muy laberíntico y lo que queremos hacer es que Sabatini, de la segunda planta, donde está el Guernica, a la cuarta, sea para la colección permanente y, las plantas uno y cero de los dos edificios, de Nouvel y de Sabatini, sean para temporales.
En lo de laberíntico estoy plenamente de acuerdo.
Cosa notable en un edificio de planta cuadrada con patio central.