Ayer estuve viendo un espacio que tenía pendiente de ver, se trata de la antigua estación de Chamberí, un espacio casi catedralicio, y un grandísimo trozo de historia del metro de Madrid.
Pero dos cosas:
primero: me fascinó, y esa poca luz le da un toque fantasmagórico y romántico.
segundo: después pasé a un se “me cae el alma a los pies”, del estado lamentable de conservación ; pasé de la fascinación a la tristeza con aires de melancolía ;
desconchados, publicidad llena de humedades, cubos en el suelo para las goteras, y el observar que esa poca luz no era romántica, sino que escondía dejadez y ruina. La mitad de los que estábamos eran turistas extranjeros, y pensé en la imagen lamentable que estábamos dando.
Les pregunté una vez terminada la visita que podían cobrar, por ejemplo 2 euros, de manera simbólica, que en vista de la gente que viene, serviría para algo de mantenimiento; me dijeron que “Metro”, no quería.
Me pareció lamentable; se gastan un dinero en pastiches historicistas , (que me gustan), y lo original lo tienen abandonado. Puff, que desazón.
Bueno, empiezo, y con una especie de orden.
Entramos, y observamos el bonito azulejo blanco, formas curvas y una especie de “neogoticismo”,
llegamos a la entrada del metro, donde Palacios abovedò el techo, con azulejo en “raspa de pez” y lucernario, que servía para iluminar y quitar la sensación que tenías de estar bajo tierra, (hoy tapado),
pasamos por taquillas
y elegimos destino;
se ha conservado el cartel indicativo donde la estación de “Gran Vía” había cambiado de nombre por la de Avda José Antonio,
vamos por el pasillo,
y pasamos al andén, (observar cubos, y como esa falta de luz le da un estado decadente",
Solo se visita un andén, cuando podría haber la posibilidad de visitar los dos, ¡¡¡¡ pero está todo tan decadente y triste!!!





























