Málaga vs. Barcelona: el nuevo El Dorado de la inversión ‘tech’ frente a las secuelas del ‘procés’
El alcalde de la capital de la Costa del Sol, Francisco de la Torre, y el número dos de Ada Colau, Jordi Martí, defienden sus modelos de ciudad
En ninguno de los dos actos de aquel 30 de marzo se habló públicamente de por qué la Fundación “la Caixa” y su brazo inversor Criteria siguen con su sede social instalada en Palma de Mallorca desde otoño de 2017. Todavía hoy se notan los efectos del referéndum del 1-O: desde aquel ejercicio, el saldo entre empresas que dejaron la provincia de Barcelona y se afincaron en ella es de 4.000 sociedades en negativo, con 2018 como el año negro destacado: 2.165 compañías abandonaron frente a sólo 391 que llegaron. Madrid y Málaga, en cambio, presentan saldos positivos, según datos de Informa D&B.
La verdad es que todos esos datos están desfasados. Muchos de ellos se circunscriben a la extinta concepción socialista del área metropolitana de Málaga, que va a ser redefinida. No para ganar población, porque en la realidad los datos “macro” dicen que Málaga es una ciudad-región, tal y como Madrid. No es posible cuantificar, exactamente, aunque ya ha habido intentos, el número de personas que viven o transitan, a diario o regularmente por una zona geográfica concreta. En el caso español hay tres grandes consensos acerca de la densidad urbana y de movimiento de personas y de capitales en España. Este nos habla de los tres grandes núcleos dinamizadores de la economía, del presente y del futuro, de enriquecimiento cultural y educativo y de proyección de expectativas. Esos tres nodos son los conocidos como MBM, esto es, Madrid, Barcelona y Málaga.