Madrid: Proyectos y Construcción

Continuemos la discusión por aquí…

Para mí Plaza España es un desastre, no resuelve ninguno de los problemas fundamentales del lugar y las oportunidades las ignora.

Lo de la Cebada tampoco me convence, aunque a ver cómo termina resolviéndose.

Es que el problema está siendo que Madrid es un verdadero punto y a parte, parece no haber ningún compromiso “por la excelencia” entre los contratistas públicos locales (compromiso que sí existía hace unos años) y todo un abanico de profesiones con las que tienes que contar si quieres hacer buena ciudad (arquitectos, paisajistas, sociólogos, urbanistas…).

El nivel de los proyectos públicos estratégicos está siendo un completo desastre, más si lo comparamos con otras ciudades o con el Madrid de hace unos años.

Y tiene sus causas, no es una percepción. No se hacen concursos con equipos multi-disciplinares. No se hacen casi concursos de proyectos (cerró la oficina específica para ello del COAM). No hay ningún protocolo para asegurar una mínima calidad en los proyectos públicos (como sucede con los concursos de doble vuelta obligatorios en Cataluña o en Francia).

Y eso tiene consecuencias evidentes. Poca presencia de proyectos madrileños en bienales o medios de difusión de arquitectura, las quejas de profesionales sobre el modus operandi de la administración con los nuevos proyectos o la denuncia de altavoces como Arquitectura Viva, con un número específico dedicado a la diáspora de arquitectos madrileños a América, entre otras cosas por la falta de apoyo público. Además de lo más grave, que es que no estamos construyendo la ciudad mejor posible, sino la ciudad más rápida o más simple posible.

El desvanecimiento de los concursos —que proviene a la vez del escaso entusiasmo por los mismos de instituciones como el ayuntamiento de la capital y de la reducción de la inversión pública en edificios— no sólo priva de oportunidades a los arquitectos, sino que hurta a la ciudad la ocasión de reflexionar sobre su conformación. Las grandes operaciones actualmente en marcha (Mahou-Calderón, al borde la M-30; Chamartín, en continuidad con la nueva estación ferroviaria; y Barajas, en torno a la T4 del aeropuerto), se están desarrollando todas al margen de cualquier debate profesional o ciudadano, encomendadas a técnicos de las propias administraciones o a empresas de consultoría, y sin más discusión que la de los partidos políticos sobre densidades o porcentajes de usos, olvidando que el elemento esencial son los trazados urbanos, que marcan en el territorio huellas indelebles que condicionan el futuro.

Fuente: Madrid en marcha - Luis Fernández-Galiano | Arquitectura Viva

Burgos y Garrido sobre las condiciones del concurso para el soterramiento de la A-5:

Pues bien, confundiendo los medios con los fines, el pliego de condiciones del concurso, a la hora de valorar al equipo técnico de cada uno de los participantes —la valoración y la oferta económica son los únicos criterios para elegir al adjudicatario—, enumera más de veinte perfiles técnicos, todos ellos de ingenieros. ¡Ningún arquitecto, ningún urbanista, ningún paisajista!

Quizá Madrid sea la única ciudad de nuestro entorno en la que, a la hora de elegir al equipo redactor de una obra de esta envergadura no valore en ningún momento la necesidad de contar con arquitectos, urbanistas, sociólogos, ambientalistas o paisajistas —entre otros perfiles imprescindibles—, no ya para redactar un buen proyecto, sino para entender la obra que es necesario diseñar. Hay multitud de ejemplos en París, Seattle, Boston, Helsinki, Maastricht, Nueva York o Londres, donde se han ejecutado grandes operaciones vinculadas con la ‘domesticación’ de infraestructuras urbanas y el espacio público.

Fuente: Madrid y el soterramiento de la A5 - Ginés Garrido Francisco Burgos | Arquitectura Viva

Lo dicen hasta los arquitectos de Madrid Río. Algo pasa.

Los únicos proyectos públicos chulos de la ciudad, los promovidos por el Estado, y las dos excepciones, el Bosque Metropolitano y La Paz.

Y que se nos olvida: cuando subes el nivel de arquitectura pública, la privada la sigue.

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