Es sorprendente el ensañamiento de algunos contra la Caleido y la benevolencia (o el silencio cómplice) con la que se tratan otros proyectos que se están llevando a cabo ahora mismo en Madrid que sí son realmente cutres y ordinarios. Me encantaría probar esas gafas con filtro de mediocridad selectiva que utilizan algunos, que te hacen ver la Caleido como una mediocridad ordinaria y al polideportivo de la Cebada o a la Plaza caótica de España como aceptables y prometedores proyectos.