Pues a mi el Sáenz de Oiza de Bailén me encanta, incluso en esa ubicación. Antes me disgustaba pero después de haber visitado muchas ciudades europeas y ver edificios modernos de después de la SGM bien integrados en entornos históricos algo se me ha acostumbrado el ojo.
El de Bailén no es de Oiza, es de Fernando Moreno Barberá, Juan Gómez González de la Buelga, Julio Cano Lasso y Rafael de la Joya Castro
A mí me sigue pareciendo un buen edificio pero me chirría porque tiene un protagonismo excesivo y no acabo de ver el diálogo con el entorno. Después de tantos años me parece que sigue gritando. Todo lo contrario de lo que me pasa con el que está enfrente, la Casa del Pastor de Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo, que después de tantos años sigo sorprendiéndome de su elegancia, de su adaptación al entorno y de los detalles exquisitos que tiene.
Fabulosa aportación como siempre. El edificio de Principe 12 siempre me ha llamado la atención, por ser, claramente una obra de la época fascista italiana en pleno centro de Madrid, en línea con edificios que podemos ver en el centro de Milán. Siempre pensé que el proyecto vino directamente de Italia pero no lo he podido averiguar. Aquí dejo un enlace que comenta un poco esta línea. Un abrazo.
Gracias por el enlace majete.
Otro abrazo
Gracias por las aportaciones ha sido un placer leerles.
Desde mi punto de vista de mero aficionado honestamente creo que en la valoración de un edificio es inseparable de su contexto. En mi opinión, Centro Gallego demolición, Torre Valencia demolición, manzana de casas sobre la muralla de Madrid, demolición. Sin complejos, sin miramientos, y tratando de restablecer el entorno de lo que nunca debió ser.
Ojalá.
Eso está más allá de termini, equivale aqui a algo así como la av. Barcelona, es centro, pero no como nuestra plaza de benavente.
En roma el desarrollismo tenía sus remilgos, no como aquí.
Gracias por sacarme de un error en el que llevo años…le cantaré las 40 a una amiga arquitecta que metió en él jejeje
Con respeto y cariño.
Los cronistas madrileños del s XIX,. (incluido a Mesonero Romanos), defensores a ultranza del neoclasicismo, consideraban las portadas de Pedro de Ribera de:
“Barroco castizo de Churriguera y sus secuaces”,
Calificándolo de :
*empalagoso, pretencioso, recargado y cursi".
Madre mía si se hubiera aplicado el “talibanismo derriba budas decimonónico”.
Pues hoy no disfrutaríamos de ellas.
A principios del s. XX, “La Sociedad Central de Arquitectos”, repararon en el error, y lucharon para su protección.
Por eso no es justo aplicar radicalismos al Movimiento Moderno.
He hecho estas fotos, (la luz es la que es), para quien las quiera ver,
Foto 1
Foto 2
Foto 3
Foto 4
Foto 5
Foto 6
Foto 7
Tengo que aportar este cuento de maricastaña, para quien lo quiera leer por supuesto, y que es necesario, aparte de tratarse de un foro de urbanismo y arquitectura, (quitando el forocochismo).
¿Por qué se odia la arquitectura moderna?.
El poco valor que se tiene a este periodo estilístico, (como lo fueron el barroco, el neoclasicismo, el modernismo, racionalismo, etc), viene dado por ser considerado un estilo impersonal, destruye-entornos y feo (la belleza está en quien la mira); también colabora su mal estado de conservación y mantenimiento, quedando ocultos sus valores por su estado de abandono, dejadez, cerramientos de terrazas, aires acondicionados, y reformas agresivas de interiores, que los han desfigurado;
la poca concienciación viene también por ser considerado un estilo reciente, que es visto como obsoleto y pasado de moda.
Pero todo esto ha cambiado.
En 1985 el Consejo de Europa, abordó incluir en la lista patrimonial, la arquitectura rural, vernácula e industrial.
En 1990 se crea en los Países Bajos la asociación DOCOMOMO, (Documentación y conservación del Movimiento Moderno), con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio moderno ; a día de hoy 72 países pertenecen a esta asociación, incluida España.
En 1991, otra vez el Consejo de Europa volvió a poner el foco en la arquitectura del s. XX, dado el mal estado de conservación de las obras, recomendando a los países participantes en:
“formar especialistas apropiados, estrategias de identificación y estudios patrimoniales;
elaboración de inventarios, y el mantenimiento de los usos de los edificios, y la difusión para la concienciación ciudadana”.
En el 2001 ICOMOS, (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos), crea el “Programa de la Herencia Moderna”.
Aunque en 1987 fue la Unesco la que dio un golpe de efecto y a la vez un aviso del peligro patrimonial al que se enfrentaba, al declarar la ciudad de Brasilia, de Oscar Niemeyer, Patrimonio de la Humanidad; obra urbanística y arquitectónica de 1957, con tan sólo 30 años de existencia.
Ahora todo está en manos de las instituciones locales de cada país y ciudades, sólo de ellos depende.
Perdonar por este inmenso rollo, pero tenía que ponerlo.
Campus de la Universidad Autónoma de México,
Declarada Patrimonio de la humanidad en el 2004,
Arquitectura de Le Corbusier,
Declarada Patrimonio de la humanidad en 2016,
A mí me encanta la arquitectura moderna, pero hay edificios que están fuera de lugar. Y eso no es algo exclusivo de la arquitectura moderna. Todos sabemos que la construcción de las catedrales se prolongaba durante siglos y eso conllevaba que distintos estilos tengan que convivir, a veces con resultados sorprendentes, refinados y otras con resultados fallidos. En la Catedral de Toledo podemos rastrear distintos periodos del gótico, los primeros pasos del renacimiento en Castilla en el Sepulcro del Cardenal Mendoza y toda la gama del periodo manierista y barroco hasta llegar al maravilloso Transparente, que hasta podría ser etiquetado de rococó. A mí todo me parece que funciona. Y luego tenemos la portada neoclásica, de impecable factura pero completamente fuera de lugar
Pues con el edificio de Cano Lasso y compañía de la calle Bailén a mí me pasa lo mismo, que lo veo fuera de lugar. No me pasa así con el Centro Gallego. Y eso que el de Bailén no tiene demasiados cerramientos caóticos y demás elementos espurios, mientras que el Centro Gallego no puede haber padecido más maltrato.
La verdad que contigo da gusto; compartes y se aprende. Cuando vuelva a Toledo iré a ver el hospital.
Voy a poner esto, haber que opinas, (con un sí o no me vale), también para los demás foreros.
Edificio Bankinter,
Rafael Moneo y Ramón Bescós, (1973-1976),
Supuso un punto de inflexión al desarrollismo de la década anterior, donde se pasaron por la piqueta numerosos palacetes, y que desfiguró el Madrid decimonónico de la Castellana, integrando el palacio del Marqués de Mudela, (1890), con un edificio para sede bancaria,
primero usó ladrillo rojo sin junta, para dar un acabado limpio a la fachada, que permitiera el diálogo con su entorno, y evitando la radicalización con el Palacio,
el programa se realizó en una composición rotunda de volumetrías escalonadas,
y dejando protagonismo a los detallados vanos de las ventanas,
en los petos superiores destacan los bajorrelieves de bronce, obra del artista Francisco López Hernández,
Es que ese edificio es una maravilla y como dices, supuso un cambio de rumbo. Se pasó de la arquitectura que se imponía al contexto, a veces con muy malas formas, a tener en cuenta lo preexistente e intentar crear conjuntos coherentes, ya sea por asimilación de lenguajes del entorno o por contraste. Para mí la única pega del edificio es que no se puede ver con claridad desde fuera y que no dejan entrar ni a tiros.
Una de las obras maestras de arquitectura contemporánea que tenemos en Madrid.
Creo que habría que acotar los odios. Dudo que haya mucha gente que odie los ejemplos de Brasilia, pero sí creo que habrá mucha gente que, si no odia, sí que se preguntará qué tiene de especial el edificio de Le Corbusier o, también, el Bankinter.
Con este último tuve esa impresión cuando nos lo embutían en la escuela con calzador una y otra vez, como ejemplo inigualable de arquitectura moderna. Yo, veía una y otra vez las imágenes y los planos del edificio y, aparte de una factura muy correcta, no veía ese más allá. Lo que sí veía era una indisimulada adulación de profesores que habían sido recientemente pupilos, patrocinados y/o empleados de Moneo. Y ello me provocaba aún más reticencias por pensar que había una cierta falta de objetividad. Lo sigo pensando.
Respecto a la pregunta de @toninowilde, creo que la respuesta está en que la arquitectura moderna adolece de esa estética intrínseca que cualquier persona puede reconocer en estilos anteriores, basada en reglas y leyes de, eso precisamente, estética y composición. Cuestiones ambas que quedaron denostadas en las escuelas a partir del racionalismo, siendo sustituidas por la pura subjetividad de los autores y, en casos como el de Moneo, de sus subordinados. En las nuevas leyes de la arquitectura moderna se puede hacer siempre lo que te dé la gana, precisamente porque no hay leyes. Lo único que debes tener es buen marketing para defender tu propuesta con alguna justificación que valdría para cualquier situación.
Llevada la discusión a la escala más cercana de la escultura, podríamos preguntarnos por qué será difícil encontrar a alguien que no le guste la Piedad de Miguel Ángel, y sin embargo será muy fácil encontrar a un buen número de gente que ni entienda ni guste las nuevas esculturas de acero curvado de la Plaza de España. Creo que la cosa va porque en la primera hay unas leyes que son fáciles de reconocer y juzgar, e igual que pasa con la arquitectura, en la segunda el libre albedrío se traduce en estética para unos y chatarra para otros, ya que no existen tales leyes con las que juzgar un elemento de una forma mínimamente objetiva.
Venga, que me voy a parecer a @toninowilde con sus chapas interminables
Creo que el nihilismo y el esencialismo en el arte han acabado por darle únicamente importancia a la narrativa que justifique la pieza (el fondo), desvirtuando por completo la forma.
La estética (como rama de la filosofía) se ha disociado del arte (incluyendo a la arquitectura). El arquitecto ya no parece buscar la trascendencia en su obra, sino el éxito a través de ella, y con tal individualismo, tenemos un reguero de obras que solo quieren mostrar una firma.
Al público en general no le interesa tener que desgranar la justificación que sustente una obra, sino que la obra en sí se sustente en una belleza obvia.
Yo espero que se recuperen ciertos parámetros y se exploren nuevos lenguajes dentro de ellos para volver a ver el talento material en el arte, y dejar atrás el talento “intelectual” (o la prestidigitación) que lleva empañando ya casi un siglo el arte.
Toda la historia del arte, incluyendo a la arquitectura, no ha hecho otra cosa que saltarse las leyes preestablecidas. Durante pocos momento se han seguido los cánones clásicos al pie de la letra y los estilos gótico, manierista, barroco, neoclásico, ecléctico… han sido denostados por los que venían después. La arquitectura de Borromini, Guarini o de Pedro de Ribera fue ridiculizada durante dos siglos. Caravaggio fue prácticamente olvidado a partir de la segunda mitad del XVII hasta el redescubrimiento de Roberto Longhi. Toda la arquitectura ecléctica del XIX ha sido obviada durante décadas. El Modernismo se tachó de amanerado y algunos edificios relevantes fueron derribados incluso en los sesenta, cuando volvía a valorarse. La apreciación de una determinada forma no es innata, es cultural e igual que un japonés sentirá un profundo desagrado al ver un ecce homo de Gregorio Fernández, la cultura occidental solo empezó a valorar la estética de las figuras precolombinas cuando el arte de vanguardia generaba piezas que tenían cierta semejanza formal.
Hombre, eso no es así. Sin salir de Madrid, que se lo digan a José Jiménez o a Fernando Castro Flórez.
No estamos hablando de lo mismo. La estética como rama de la filosofía sigue estudiando el arte. El arte como forma de expresión humana si lleva décadas disociado de la estética para centrarse en la dialéctica.
Si una lectura sincrónica justifica el relativismo estético, entonces todo valdrá desde una perspectiva anacrónica con el pasar de los siglos. Yo no sostengo esa visión. Hay grandes mierd*s en todas las épocas y lugares. Sobre todo en la contemporánea. Lo único que espero es que no pasen el suficiente tiempo en pié como para que valgan más por sus años que por lo que son.