Este plano representa perfectamente lo que puede hacer el paisajismo. Con densidades parecidas a las de cualquier residencial español, introducen, sin embargo, la línea curva, crea espacios con un leve giro de algún bloque, sitúan el arbolado estratégicamente… Nada que ver con Rivas, con Boadilla,… donde predominan la línea recta, el aprovechamiento intensivo del espacio, la segregación de espacios -viviendas apelotonadas y luego un parque enoooorme a pocos metros ¿qué tal si creamos espacios mixtos, más acogedores, sin perjuicio de que haya parque, aunque no tan enooooorme? etc. (Y ojo, que quizá lo que funciona bien a escala micro, no lo haga a escala macro, con mayor autodependencia que en cualquier barrio español, pero eso es otra cosa).
El caso de la Puerta de Brandenbirgo. Más de lo mismo. Es un espacio agradable, sin elementos innecesarios, en el que todo está orientado hacia la puerta y, si alguien quiere mirar más lejos, hacia la gran avenida. Arquitectura armonica, con cierta calidad pero sin deslumbrar… Nada que ver, pro ejemplo, con Sol, que debería tener sólo dos elementos en los que fijarse (torre del Reloj y Carlos III) y donde, sin embargo, son tantos los elementos urbanos, que cuesta fijarse en el primer y el segundo pasa desapercibido. Provoca cierto estrés visual. Pasa lo mismo en Cibeles o Neptuno, donde entre farolas, mástiles, arbustos y setos, sólo llama la atención el Ayuntamiento, cuando quizá fuera la fuente la que debería ser protagonista, al igual que en Neptuno. Pero no sólo es inalcanzabñe, sino que están semiocultas por mástles, arbustos, marquesinas… De nuevo, estrés visual. Y ahí tenemos plaza de España: Bailén desconstruída en cinco senderos y una colina, fuentes enormes en un rincón, y donde algo tan simple como una pradera en un espacio público (y que antes había) es algo inexistente, cuando podría haberse resuelto de forma más sencilla para el usuario del espacio, cosiendo y remarcando los hitos clave -Palacio, Cervantes, Debod- mediante un espacio sencillo a la par que monumental y acogedor. Ese parque frente al Palacio Real berlinés es un ejemplo de cómo, con un tratamiento sencillo, se puede hacer un espacio monumental a la par que agradable y acogedor: pradera, bancos, arbolado, senderos claros y un hito. Naturalmente, no se trata de tratar igual los espacios en Madrid, sino de trasladar los principios. Aquí no estamos contentos si no se abigarra el espacio público, para luego quejarnos del stress visual que genera y del mal uso que se hace de él (cuandos más elementos, más lienzos para grafitis y cartelería, por ejemplo, pero también mantiniemiento más complejo,…)
Sobre el Skyline de Madrid me ahorro los comentarios.