Es que este debate ya se dio con las zonas verdes.
Lo más fácil es poner las tres o cuatro especies por defecto de una manera bastante poco creativa, y bueno, a cruzar los dedos.
Luego está la manera inicialmente más lente y probablemente cara, que estudiará el lugar, los tipos de suelo, la humedad, escogerá especies de un catálogo más completo que se adaptarán mejor al lugar.
En la primera manera es probable que acumule problemas, a solucionar con “proyectos de reforma” o de “arreglo”, dinero vamos, y el resultado, nada que ver con la segunda opción.
Un edificio mal diseñado a la larga es probable que termine saliendo más caro. Que si coste energético, que si reformas necesarias, que si mala orientación, etc.
Luego podríamos entrar a valorar aspectos más complejos y variados: del impacto que tiene en el rendimiento un espacio anodino o mal diseñado; un lugar que no motive, más bien deprime; problemas de identidad y la proliferación de “no lugares”; si queremos que nuestra ciudad se asocie con buenos edificios y espacios atractivos o no, si queremos liderar debates e iniciativas de ese mundo a nivel nacional e internacional, etc
Y bueno, no olvidemos que cuando se decide prescindir de todos estos equipos (arquitectos, sociólogos, paisajistas, urbanistas, historiadores, etc) también se está perdiendo la posibilidad de que se desarrolle un músculo estable y fuerte de todo ese abanico de profesiones.
Estamos hablando además de edificios que puede que estén ahí muchas décadas. No es un pabellón provisional. Habría que hacerlo lo mejor posible.
Creo que todos en el foro, incluso los que dicen que no, nos emocionamos cuando vemos las propuestas de un concurso o cuando en un proyecto cuentan con equipos más que solventes (La Paz, ampliación del Prado, RENAZCA, el parque de DCN, la futura Chamartón…).
Como decía un forero, ahora casi solo se habla de política, pero es porque el debate espacial o arquitectónico se está limitando a una especie de tramitación burocrática, de búsqueda de inversiones (“tantos miles de millones y tantos decenas de miles de empleos”), de números, de intentar hacerlo todo a corto plazo, y poco más.
El panorama es tal que seguimos valorando, debatiendo y comparando proyectos que superan la década, pero que se hicieron como se tuvieron que hacer. Galería de las Colecciones Reales, Prado-Recoletos, la ampliación de Moneo…
Yo tengo claro que no quiero que la ciudad se limite a edificios calcados sin el mínimo interés, dispuestos en vacías calles repetitivas y rígidas, con zonas verdes y edificios públicos mediocres…
Si seguimos con este debate…
¿por qué no protestan contra el concurso de la estación Chamartín? Podríamos delegar el diseño de la nueva estación a una firma de ingenieros, que hago lo mínimo, rápido, y ya.
¿Por qué RENAZCA no lo diseño el equipo municipal de jardinería? Ahí, con sus cuatro chopos, sus cipreses, sus dos o tres plátanos de sombra moribundos. Era más barato.
Esa manera de proceder también se pudo aplicar a Valdebebas o el parque sobre las vías de Chamartín.
En vez de Foster podríamos haber hecho un concurso entre Pryconsa o Via Celere para la ampliación del Prado. Con la Galería de las Colecciones Reales igual.
Y ojalá las torres de Madrid Nuevo Norte no se hagan con concurso, con esos egocéntricos arquitectos estrella. Sería mejor que el diseño recayera en las inmobiliarias y los promotores, resultando en una especie de torres de Isla Chamartín pero cuatro veces más altas.
Uf, escalofríos.
A mí me parece una tragedia para Madrid. Si queremos una ciudad mejor, esa no es la dirección.