Hasta hace poco, cuestionar la propaganda bélica promovida por quienes recibían generosos incentivos de USAID —como recompensa por señalar a cualquier voz crítica como “putinista”— implicaba exponerse a todo tipo de ataques y descalificaciones.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que habría sido más sensato optar por un acuerdo diplomático —como el que ya estaba en proceso de negociación entre Ucrania y Rusia a finales de febrero de 2022, pero que fue saboteado por Europa, y en particular por Boris Johnson y un tal Borrel— en lugar de prolongar una guerra que, desde el principio, Rusia tenía todas las de ganar, a pesar de los intentos de los propagandistas de USAID por ridiculizar su capacidad militar con argumentos como el de los “microchips de lavadoras”.
En estos momentos, estamos viviendo un periodo histórico cuyas consecuencias se extenderán durante las próximas décadas. Hace unos días, Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, declaró lo siguiente:
“Si la Unión Europea desperdició la oportunidad de actuar como mediadora en Ucrania, junto con China, si guardó silencio ante el sabotaje de Nord Stream y traicionó los acuerdos de Minsk, ¿qué interés hay en negociar con una entidad que está anulada económica, diplomática y militarmente?”
A pesar de esto, la élite neoliberal que gobierna Europa sigue actuando de manera errática, como un “pollo sin cabeza”, empeñada en llevar al continente hacia la ruina y en involucrarnos en un conflicto directo con Rusia.
Merece la pena ver el programas de "La Base*, de hoy que aporta más detalles.