Dentro del mundo desarrollado, el urbanismo español, especialmente el madrileño, me parece de lo más tercermundista que hay a todos los niveles.
Y la arquitectura tres cuartos de lo mismo.
Lo inhóspitas, descuidadas y baratas/prefabricadas que se ven todas esas zonas es una cosa que salta a la vista en cuanto sales un poco y ves lo que se estila por ahí fuera.
Aunque se cumpliera el artículo, que lo dudo, no deja de ser insuficiente. Hace falta llenar Madrid de grúas porque no solo habría que satisfacer la demanda de este año sino además recuperar la acumulada durante los 10 anteriores. Yo calculo que tendríamos que acumular hasta final de década años rondando las 40.000.
El problema que veo desde dentro es que se está tratando de arrancar un motor que lleva frio tres lustros y más de uno piensa que esto va a tirar a la primera. Toda la cadena de producción del sector está rota, desde la planificación urbana hasta la escasez de constructoras suficientemente sólidas como para tener multitud de proyectos activos simultáneamente, que después de la crisis se quedaron en tres contadas. La buena noticia es que hay alguna potente que prácticamente salió de la edificación y me parece -ya veremos- que está pensando seriamente en volver a entrar.
Y en medio tenemos a las promotoras, que no tienen financiación porque los bancos ya no las quieren tocar ni con un palo y a una clase política que prefiere empeorar la situación con créditos ICO a la demanda en lugar de financiar la oferta, porque tienen miedo de que se les echen encima por ayudar a la especulación y no se cuántas soplapolleces más.
Y le podemos sumar que hay ciertos sectores que no tienen especial interés en que la ciudad se llene de gente con bajo poder adquisitivo recién llegada, promoviendo su expulsión a la periferia a fuerza de no hacer nada por contener los precios.
La ciudad de Madrid lleva estancada en población desde los 90, mientras que la región no para de crecer.
Cómo tú dices son pocas manzanas, pero es que quizás no sean más porque no hay dinero suficiente para edificarlas.
Yo lo he comentado alguna vez. En el sureste de Madrid ya hay suelo para 150.000 viviendas. Queda urbanizarlo, estamos de acuerdo, pero… ¿No podría hacerlo mucho más rápido de lo que lo están haciendo?
¿Si tuviéramos 5 veces más suelo disponible del que tenemos ahora, estaríamos construyendo 5 veces más viviendas? ¿Por qué? ¿Con qué dinero? ¿Con qué trabajadores? ¿Con qué clientes?
Las promociones en venta no se construyen hasta que una gran parte de las viviendas que las componen se han vendido.
Y creo que dentro de unos años podemos encontrar otro cuello de botella con las promociones de alquiler. Si el precio del alquiler sigue aumentando mucho más que el sueldo de los ciudadanos, llegará el momento en el que no haya suficientes demandantes que cumplan los ratios de solvencia.
Yo creo que el dinero es el principal problema de la vivienda. Materiales y mano de obra cada vez más caros y escasos.
Precisamente por eso, la única solución que he visto a este problema desde el principio ha sido que el Estado sea quien construya esas viviendas. Obviamente haciéndose cargos de las perdidas que supondrían dar precios asequibles en el panorama actual.
Me gustaría saber hasta que punto es por falta de constructores interesados o es que están esperando a que suba más… Los PAU sufren de ese crecimiento en “salto de rana”, reteniendo algunas parcelas y edificando otras para conseguir un mayor precio del suelo.
Ese es el quid, las promotoras perdieron el músculo que tenían tras 2008 y están mucho más cómodos dosificando la oferta y maximizando beneficios que haciendo grandes inversiones en volumen.
Y eso sucede porque son ellos quienes deciden cuándo, cómo y dónde se construye, al no haber una iniciativa pública independiente del mercado.
Podemos hacer edificable el monte del Pardo que todo seguiría exactamente igual si no cambiamos la iniciativa de manos.
Seguirían dosificando la oferta. Quizá menos, pero creo que hay otras medidas más eficaces que nadie está interesado en tomar.
Es bastante obvio que las promotoras harán lo posible por no provocar una bajada de precios, por lo que ese objetivo tiene que ser incentivado por otros y de otra forma.