Tengo la sensación de que miráis algunas variables un poco raras, como el aspecto de los bares y cosas así.
Si miramos al PIB, el de Madrid no hace sino crecer más rápido que el de Barcelona, también en los años de Manzano (la que he montado por romper una lanza en su favor). Incluso con todo lo que supuso la Olimpiada y su inercia.
Sucede lo mismo con las empresas. Hablo de memoria, por un trabajo que hice hace algunos años, pero creo recordar que si en 1980 MAD y BCN compartían rango por número de empresas entre las X primeras, en 2015 la proporción era ya 65/35 o así a gavor de MAD.
No digamos con congresos y, sobre todo, ferias, apenas existentes en MAD, SIMO y poco más, antes de 1980 y, si me apuráis, de 1990.
O con la inversión de capital extranjero.
Por otra parte, las APR cambian la fisonomía -y el paisanaje- del Centro de Madrid. Lo que era Huertas en los 80 y lo que es en el 2000, nada que ver. O Fuencarral. O Malasaña. Insisto, recuerdo que, tras una temporada viviendo fuera a mediados de los 90, Madrid parecía otra. Lo que no implica que otras ciudades no hicieran lo mismo, que en esa época vívía en Boston y me tocaron las obras del “Big dig”. Años y años para hacer lo que se hizo en Madrid, ya con Gallardón, en tres. Eso sí, quizá mejor allí que aquí.
Por otro lado, alguna precisión: el Plan de Depuradoras de Madrid es de los años 60 y el Plan de Saneamiento Integral, de 1977, y dependiente del Ministerio correspondiente. Mercamadrid, de 1973, lo mismo que los planes de erradicación del chabolismo y que son competencia, esencialmente, de Vivienda (Administración Central).