Por si alguien lo quiere leer; lo pongo en este hilo por tratarse de “Edificios de oficinas” y para enriquecerlo.
Edificio para La Unión y el Fénix,
Castellana 33,
Luis Gutiérrez Soto, (1965).
Concurso cerrado convocado por “La Unión y el Fénix” y ganado por Gutiérrez Soto, y que vino provocado por una fuerte polémica.
Según el arquitecto:
“La propiedad se equivocó al plantear la división del extraordinario solar comprado en dos partes, y querer hacer en una parte su sede, y la otra parte venderla ante la supervaloración que había alcanzado el suelo por la futura construcción de la sede”.
Al final esa parte del solar no se vendió.
El arquitecto siempre se lamentó de la oportunidad perdida, por no haber podido plantear el conjunto como una unidad, y no mediante dos proyectos distintos de torre y el adosado posterior.
Ahora, lo bonito de la torre, son la cuidada ejecución de unos detalles realizados con materiales de la máxima calidad, y que fue concebida como un enorme pedestal de la escultura símbolo de la compañía.
Edificio para La Mutua Madrileña Automovilista,
Almagro 40,
Antonio de Vázquez Sarmiento y Manuel Sierra Nava, (1967).
Proyectado en un principio para apartamentos, la compra del edificio por parte de la MMA, obligó a rehacer el proyecto cuando ya estaban realizadas estructura y cerramientos. La solución fue pocos tabiques para crear espacios diáfanos para las oficinas. (la necesidad ahoga).
La fachada está dentro de la corriente “modernidad neorruralista”, inspirada en la valoración de la riqueza popular artesanal.
Edificio para “El Banco do Brasil”,
Serrano 73,
Ramón Vázquez Molezún y José de la Mata Gorostizaga, (1975).
En el lugar que se alzaban los palacetes de la calle Martínez de la Rosa y el paso elevado de Eduardo Dato, la propuesta arquitectónica de este edificio ha aguantado muy bien el paso del tiempo, más fácil de entender hoy que hace 47 años;
acercándose a los “experimentos de expresión urbana” de la arquitectura suiza o japonesa, un volumen cúbico de vidrio protegido por un enrejado de lamas horizontales de acero inoxidable, que disuelven la fachada, dándole un aspecto de extraordinaria ligereza, así como de distintos brillos según cambia la luz del día.
Un edificio que se adelantó a su tiempo.
Edificio Cuzco IV,
Castellana 141,
Mariano García Benito, (1975).
Edificio de oficinas, otra vez, condicionado por unas estrictas ordenanzas donde vino determinado el volúmen, la altura y la traza de planta, (a esto se le llama “libertad creativa” ).
Se estableció una premisa de que el edificio armonizara con los existentes, respetando la unidad urbanística, pero sin caer en la repetición de las soluciones constructivas y materiales usados.
La idea fue un edificio de depuradas líneas y soluciones limpias y funcionales,
segregando en tres cuerpos maclados, de menor altura en los laterales, y retrasados con respecto al plano frontal del cuerpo central, más alto, proyectando así una imagen a pie de calle de figura esbelta y afilada.
Edificio Allianz,
Castellana 39
Javier Carvajal Ferrer, (1978).
Oficinas construidas sin saber destinatario, y dentro del " Plan de Remodelación del Paseo de la Castellana" , y que como siempre “bajo unas estrictas ordenanzas” , consistentes en dejar una zona de inedificabilidad de 20 metros comprendida entre el perímetro de la Castellana y el perímetro de la parcela, así como limitaciones de volúmenes y alturas; todo esto unido al deseo de los promotores de agotar al máximo el volumen autorizado;
estos factores fueron decisivos para que Carvajal Ferrer, con delicadeza de escultor, situara los elementos de servicio en la zona del solar más estrecha y marginal, y las oficinas en el área de mayor disponibilidad ;
La naturaleza tan distinta de estas dos áreas, dio como consecuencia el uso de dos lenguajes muy diferenciados expresivamente; muros ciegos de hormigón para la zona de servicios, y máximo acristalamiento para la de oficinas.
Fuente :COAM, guía de arquitectura.