Ahí le has dado.
Y ya que lo dice, la catedral es mediocre se mire por donde se mire, ya en su propia liga de las iglesias neogóticas hay multitud en Europa que le mojan la oreja, sin salir de España tenemos la más discreta pero mucho más armónica Catedral de San Sebastián, o la mutilada catedral nueva de Vitoria. Si salimos de España hay una plétora de iglesias neogóticas que le dan sopas con onda, como por ejemplo la Votivkirche de Viena o la inmensa Catedral de Liverpool, ambas ciudades que no deberían mirar por encima del hombro a Madrid.
Que lo dilatado de su construcción justifica una mezcla de estilos, pero ahí tampoco destaca en nada que no sea incoherencia, disponiendo de los recursos de la técnica del mundo moderno. Como contraste tenemos a la coetánea Sagrada Familia de Gaudí, que se desprende de corsés historicistas para lograr la excelencia. Fuera tenemos ejemplos como la basílica de Koekelberg de Bruselas, con la que se podrá discrepar en su estética, pero no se puede acusar de falta de ambición a sus diseñadores.
Sólo llega a dar gato por liebre a turistas desinformados, no es un gran logro. Pero es lo único que pretendió Chueca, dar el pego. Así que prueba superada.
Se podría haber diseñado un cimborrio excelso, unas naves livianísimas, haber desarrollado nuevos conceptos, o unas proporciones armoniosas, pero el único objetivo fue no llamar la atención. Y cuando se sale del guión es peor, porque te planta un artesonado tanzano ajeno a cualquier tradición española y la cúpula de una estación de tren belga random.
Por cierto, el diseño es gratis, luego se va consiguiendo el presupuesto, Barcelona tampoco es Los Ángeles. Quizá ese es el error de base de Chueca, diseñar algo «factible», en lugar de ambicioso.
Si se sale a empatar se pierde.
Con esa mentalidad el Pilar de Zaragoza habría acabado con dos torres mochas.
Perdón por tanta edición, voy puliendo el texto sobre la marcha.