Con lo de la guerra está pasando algo parecido a lo que pasó con el Covid… Cienes y cienes de ejjjjjpertos, opinólogos con el móvil en el regazo para recibir la consigna de turno, etc… Putin lleva muriéndose de cáncer desde hace años, roba niños, seguramente hasta desayune unos cuantos al día, así al natural, y los prebostes ucranianos son seres beatíficos, que no llevan bombardeando regiones de su propio país desde 2014, y robando a manos llenas la ayuda que les llega para sus ciudadanos, como si no hubiera un mañana.
Criticar y decir que los líderes ucranianos no son precisamente santos y son cuasi tan siniestros como Putin te convierte ya por arte de birli-birloque en un bolchevique (aunque seas más de derechas que Roberto Alcázar y Pedrín) y en un amante de las tácticas expansionistas de un nostálgico del zarismo como toda la camarilla del Kremlin.
Como con el Covid, ha desaparecido el periodismo crítico, todos los canales escupen la misma versión, a veces incluso los mismos bulos (como las famosas imágenes de videojuegos que le colaron a Telecirco. No se informa de tácticas, de información veraz del frente… nada de nada. En Trípoli, Bagdad, Faluya o Belgrado no moría absolutamente nadie, el uranio empobrecido de las bombas otanescas era guay del paraguay, y las bombas de racimo que lanza el ejército ucraniano, por lo visto también lo son… y si un tanquista americano disparaba contra un hotel porque le salía de sus partes, no pasaba absolutamente nada, aunque matara a uno de los nuestros.
Ya del sabotaje del Nord Stream II, de que las empresas se nos fuguen a USA y de que nos estén convirtiendo en un protectorado usano, no pretendáis que informen… vamos, hombre. Eso sí, menos mal que nos libramos de Trump, que era muy malo, muy malo, que iba a provocar cientos de guerras y era el que iba a liar la Tercera Guerra Mundial.