Breve introducción histórica
Casto Fernández-Shaw Iturralde (1896-1978), es una de las figuras más singulares y heterodoxas del racionalismo español. Su obra arquitectónica, parte de la cual se quedó a nivel de proyecto sin llegar a materializarse, hunde sus raíces en el futurismo italiano y discurre por los cauces del expresionismo. Desde sus primeros años de ejercicio profesional mostró especial interés por las tipologías edificatorias derivadas de las nuevas formas de vida y de los avances tecnológicos. Su actividad como proyectista no se limitó al campo de la arquitectura, sino al de la construcción en general, destacando en el campo de la ingeniería los embalses construidos en El Carpio (Córdoba) y el río Jándula (Jaén).
Durante los años veinte del siglo XX se produjo la incorporación efectiva del automóvil a la vida cotidiana y la progresiva supresión de los transportes con tracción animal. Ello determinó la necesidad de crear edificios específicos para el repostaje de vehículos a motor superando las adaptaciones de edificaciones preexistentes. Casto Fernández-Shaw realizó tres proyectos de estaciones de gasolina, uno de ellos para un entorno urbano y otros dos para carretera.
El proyecto de estación de gasolina en la calle Alberto Aguilera, número 18, de Madrid (1927), para “Petróleos Porto Pi”, construido en ese mismo año, está considerado una de las obras maestras del racionalismo español.
Por el contrario, el proyecto para una estación de gasolina de carretera realizado en 1928 no se construyó en ese momento por razones que, aunque no han sido aclaradas, probablemente estén relacionadas con la promulgación del Real Decreto-Ley de 28 de junio de 1927, estableciendo el Monopolio de Petróleos y el Real Decreto de 17 de octubre de 1927, por el que se otorga el monopolio a la “Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, Sociedad Anónima” (CAMPSA), lo que supuso la desaparición de las pequeñas petroleras privadas. Hay que suponer, por tanto, que el proyecto quedó sin promotor.
Si en el proyecto de gasolinera urbana de 1927 ya había establecido los tres elementos esenciales que iban a definir la tipología, que son, la marquesina, la caseta de oficinas y el tótem publicitario, en este segundo proyecto exploró las consecuencias de un cambio de escala para atender un mayor volumen de vehículos, ampliando el programa funcional. La caseta se convirtió en un auténtico edificio con tienda, oficinas y almacenes desarrollado en altura. El arquitecto organizó el conjunto bajo la más estricta simetría, con los distintos elementos maclados entre sí. El cuerpo principal, de planta semicircular escalonado en dos alturas, se prolongaba en una torre prismática de cinco plantas con trasera semicilíndrica para alojar la escalera. Una afilada proa remataba en frente de la torre, incorporando una escultura a modo de cañón o proyectil.
El proyecto jugaba con el contraste entre las líneas horizontales de las marquesinas y los huecos de ventanas de las plantas inferiores y la fuerte verticalidad de los huecos de iluminación y la decoración de la torre. El lenguaje era claramente expresionista, propio del momento, pero difícilmente trasladable a otra época o yecto de 1928 fue utilizado literalmente en la tramitación administrativa, aunque durante la ejecución de la obra se introdujeron cambios notables en el mismo. En líneas generales se produjo una simplificación de lenguaje y supresión de ciertos elementos retóricos o redundantes. Las marquesinas secundarias que rodeaban el cuerpo de edificación desaparecieron, así como la proa y la escultura simbólica de la torre. Aumentó el tamaño de la marquesina principal, añadiendo una nueva línea de carga de apoyos, lo que permitió duplicar la capacidad de servicio. Las columnas se redujeron de tres a dos en cada línea de carga, creando vigas de canto sobre la marquesina. En cuanto a los materiales de acabado, se adaptó la estética general del proyecto a la moda del momento, utilizando ladrillo visto en lugar de revoco en algunos paramentos y creando un zócalo de piedra caliza de aparejo concertado. Los huecos verticales de iluminación se realizaron con pavés.
Tras los cambios descritos, el edificio resultó más robusto, sencillo y funcional, adaptado a la estética y necesidades del momento. La misma empresa encargó al arquitecto una segunda versión simplificada de este proyecto, sin torre y con caseta central de una sola planta, para ser construida frente a la primera en el sentido de entrada de la misma carretera de Aragón a Madrid. Esta nueva estación de gasolina, cuyo proyecto está fechado en julio de 1958, se construyó y se mantuvo en servicio sin alteraciones hasta el desdoblamiento de la carretera N-II, momento en el cual hubo que demoler la marquesina, que hubiera invadido la calzada. Todavía se conserva la caseta semicircular de oficinas, tienda y aseos provista de una marquesina moderna en su cara norte.
- Descripción del bien inmueble
El edificio de la estación de gasolina de la avenida de Aragón, número 388, tiene dos partes claramente diferenciadas: Por un lado, una gran marquesina de hormigón armado de planta trapecial con lados y esquinas curvos, de 340 metros cuadrados de superficie y una altura aproximada de 6,50 metros. La losa de hormigón es plana en su cara inferior y provista de vigas de canto en su cara superior. Está sustentada en tres líneas de carga, dos de ellas constituidas por una pareja de columnas cilíndricas de hormigón y la tercera por un pórtico de hormigón integrado a su vez en el resto del edificio.
Por otro lado, el cuerpo cerrado de edificación destinado a tienda, oficinas, aseos y almacenes, que a su vez es una macla de dos volúmenes: un semicilindro de dos plantas de altura con un vacío interior semicircular que permite la conexión visual y vigilancia de la parte de acceso público y una torre prismática de cinco plantas y un ático descubierto, con una caja de escaleras semicilíndrica que la recorre en la zona posterior, sin uso claramente definido y que en la actualidad se destina a almacenes.
Hay que destacar dentro de ese cuerpo cerrado de edificación, como elemento singular, la citada caja de escaleras semicilíndrica, con barandillas de barrotes de hierro combinadas con líneas verticales continuas de protección a modo de telar. El solado de las escaleras se realiza con mármol negro Marquina en los dos pisos inferiores y piedra caliza en los superiores, diferenciando la zona noble y las plantas de servicio. En la planta primera, como fondo de perspectiva del espacio en doble altura se sitúa una pintura mural firmada por “Barranco” que representa, por oposición de dos parejas vestidas de forma diferente, el contraste entre lo antiguo y lo moderno.
El frente de la torre está recorrido por cuatro calles verticales acristaladas con pavés, mientras que los dos laterales están cruzados por bandas resaltadas y rematados por óculos en su extremo superior, creando sensación de dinamismo. La torre se constituye así en un auténtico hito en el paisaje, como aviso o llamada de atención de los automovilistas. No son objeto de la presente declaración las dos construcciones auxiliares ni las instalaciones existentes en la misma parcela.
Por sus valores arquitectónicos propios y por constituir un valioso testimonio en el desarrollo de una tipología arquitectónica propia para este tipo de edificaciones, en un momento tan temprano como es el año 1928, aunque haya sido construida tres décadas más tarde, la Estación de gasolina de la avenida de Aragón, número 388, en Madrid, debe ser considerada como integrante del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid y protegida mediante su declaración como Bien de Interés Patrimonial.
situación.https://www.bocm.es/boletin/CM_Orden_BOCM/2016/02/29/BOCM-20160229-11.PDF