Es una pasada la verdad!! Ojalá se quede en el Prado para siempre.
Muy interesante el artículo que enlazas. Me parece razonable la opinión de Antonio López: «Para mí no es un original, le falta delicadeza y misterio. Pero quién sabe… El mundo del arte da muchas sorpresas». Al mismo tiempo, es impensable que la de París y la de Madrid se hiciesen al mismo tiempo y Leonardo da Vinci no interviniese, más o menos, en la madrileña. Y el estudio de los materiales también es bastante revelador. Quizás, de momento, la madrileña tendría que figurar como obra de Leonardo con intervención de taller.
Lo que está claro es que a corto o a medio plazo no vamos a ver a la del Louvre sin la capa de mierda que la cubre, sin ella, sería otro cuadro completamente distinto.
Ya subí hace tiempo este vídeo:
Coincido contigo, pensar que da Vinci no intervino en esa obra aunque sea minimamente, es incomprensible por parte del Prado.
A mi me ha llamado la atención muchísimo el tema de los materiales utilizados. En la de Madrid madera de Nogal y en la del Louvre Chopo. Me llama poderosamente la atención por que la madera de nogal es mucho mas noble que la de chopo…
Yo creo que no lo veremos nunca!!! La Gioconda del Louvre se ha convertido en un icono pop… y como tal, quitarle su halo de misterio, enseñarla desnuda en una imagen nueva que no esta en el imaginario popular… seria muy atrevido y quizá en su restauración apareciesen sorpresas inesperadas…
Cuando veo este cuadro del Louvre (hace años que no me paro a mirarlo porque me da vergüenza el lio que hay allí siempre…), lo que veo es a Cher maquilladisima y con 20 filtros de instagram con un montón de humo al rededor tras una ventana con 20 kilos de grasa de la cocina de un restaurante de comida rápida. Vamos… una imagen que en realidad no sabemos lo que estamos viendo… Por eso produce tanto misterio…
Este cuadro esta envuelto en todo tipo de historias que son las que le han dado su fama universal.
Es que pasaría lo mismo (ja ja).
El Louvre jamás va a permitir reconocer que su obra es una copia (si es que lo es). Lo dejará en el misterio.
El Louvre ve con este cuadro números y reconocimiento internacional. No puede perder una imágen tan potente.
El esfumato tan caracteristico en Leonardo no está presente en las primeras obras de Leonardo ni en la versión de Madrid o no como en sus obras de madurez. Le falta “finezza”, algo que le pasa, por ejemplo, al retrato de Ginebra de Benci atribuido a Leonardo. Obra de juventud.
Pero lo dicho, si la versión de Madrid se gestó en el taller de Leonardo, cosa que ahora parece incuestionable, es impensable que Leonardo no trabajase en ella, aunque solo fuese para matizar o corregir.
Lo que también está claro es que la Gioconda parisina es tan famosa por razonas ajenas a su calidad artística. Desde que se hizo era un cuadro muy admirado, da fe de ello las decenas de versiones que existen de época. Pero fue a partir de su robo que su fama empezó a ser estratosférica.
A mí me gustan mucho más otros retratos del Renacimiento, incluso de Leonardo, como La dama del armiño, pero hay que reconocer que su aspecto monocromo y la falta de pestañas y cejas le dan un aspecto muy abstracto que la acercan a la sensibilidad moderna.
Por no hablar de las “otra” muchas maravillas que tiene el Louvre…
Los franceses han entendido hace tiempo (tampoco tanto, pero treinta años de ventaja sí nos llevan) la importancia del Arte como Poder. El Louvre proyecta poder y prestigio. Naturalmente que saldrán en tromba a despreciar lo que los petit espagnol tienen en el Prado.
Esa relación entre Arte, Prestigio de la Nación y Poder es algo que nuestros politicos, generalmente bastante iletrados, no acaban de entender y a lo que medio juegan para cubrir las apariencias. Ha habido avances, pero no con los fondos ni la decisión necesaria. Una LO para el Prado (no el Museo, todo el Pasaje), como auténtico Bien y Política de Estado, sería la primera piedra angular,
Por eso mismo comete la tropelía de negarse a limpiarla, porque el marketing es mucho más importante que el cuadro.
Como marketing es envidiable, pero que ensombrezca cosas tan gloriosas como la Victoria de Samotracia ya no lo es tanto.
Aún recuerdo estar admirando la Virgen de Las Rocas yo solo mientras los japoneses creaban un tapón en la sala de la Gioconda.
Yo estoy convencido de que sí se restaurase… daría sorpresas e igual el esfumato no es tanto esfumato (hablo sin conocimiento de causa), el entrevelado no seria tal… obvio cambiaría radicalmente el aspecto del cuadro e igual no tendría la misma gracia que tiene ahora al verse todo como si tuvieras “cataratas” en los ojos.
Es un cuadro estar allí y quedarte mirando por un rato lo que hace la gente. Dan ganas de ponerse a comer palomitas.
Una semana después de los asesinatos del Bataclán tuve que ir a París por motivos de trabajo. Fui al Louvre y para mi sorpresa, no había nadie. Literalmente. Tuve el museo casi para mí solo. Es la última vez que he disfrutado allí, al mes volví y tuve que hacer una cola de casi dos horas. Dentro, el infierno, con los bedeles pasando de todo, gente y comida por los suelos, ruido sin parar, fotos con flash… me juré que no volvería. Antes de eso, las últimas veces que fui me centré en las salas de pintura francesa del XVI, XVII y XVIII, prácticamente vacías.
La primera vez que fui fue antes de la reforma de Pei. Los corot estaban sujetos con cadenas a soportes de rejilla metálicos, el Astrónomo de Vermeer llevaba unos años en el museo pero nadie le hacía caso porque todavía no aparecía en las guías y podías acercarte a la Gioconda a menos de medio metro. Sí, parece el pleistoceno.
Casi, casi, que la Gioconda del Prado siga siendo obra de taller.
Por cierto, el Museo del Prado tiene un retrato de una mujer firmado por Andrea del Sarto que desde siempre me pareció hipnótico
Muchas veces se comparó con la Gioconda. Hace diez años se sometió a una restauración con bastante polémica:
¿Se cargó el cuadro la restauradora? el caso es que no se ha vuelto a ver en sala, o al menos yo no recuerdo haberlo visto desde entonces ¿alguien sabe algo?
Yo lo que veo es siempre un problema de egos. Creo que ese cuadro era un McGuffin para justificar rencillas personales.
He hecho una edición digital de la imagen sin restaurar para que la comparemos con la restaurada:
Han pasado más de diez años de la restauración, Pilar Sedano Espín lleva tiempo sin tener vinculación directa con el museo, es posible que parte del equipo de restauradores implicado en la polémica ya no trabaje en el Prado. Y el cuadro sigue sin estar en sala cuando era una de las piezas fijas en las salas del renacimiento italiano y habitual en los manuales que repasaban el museo, como el de Alfonso Pérez Sánchez. Si se compara la la pintura antes y después de la restauración, tienes la sensación de que la retratada ¿mujer del pintor? ya no tiene estructura ósea. Más que un cuadro de Andrea del Sarto parece hecho por Beccafumi. El cuadro ha ganado color, sí, pero está desdibujado. Ha perdido.
Por cierto, tenía uno de los marcos más interesantes del museo.
Pero es por la restauración o por que el cuadro era así antes y no se apreciaba por el estado en que estaba? O puede ser por una mala restauración?
En cualquier caso, yo no entiendo mucho del tema, pero me suena que en las restauraciones que se hacen hoy día se hacen con criterios de reversibilidad. Es decir, que podrían re-restaurar el cuadro y devolverlo a un punto anterior al que se encuentra ahora para volver a restaurarlo.
Hablo sin saber eh!
Sí, se puede ver en la edición que he hecho que al quitarle el filtro amarillo la figura tiene una naturalidad que ha perdido en la restauración.
La restaurada parece que llevase una base de maquillaje, dando una imagen más arcaica.
Esa es la idea. Lo que suele llamar la atención en las restauraciones es que los colores se avivan, muchas veces se recuperan los azules, las gamas de colores fríos, que con el deterioro de los barnices se apagan o se vuelven verdosos, parduzcos. No es raro que de repente aparezcan elementos perdidos, sobre todo en los fondos oscuros. O que se eliminen otros que no son originales. También es habitual que haya un cambio en las medidas, en numerosas ocasiones el cuadro se agrandaba para que tuviese la misma medida que otro cercano o para adaptarlo a un sitio concreto. Lo que es mucho más raro es que un cuadro pierda con la restauración la definición, los contornos, el dibujo. Yo no me lo explico, pero la restauradora defendió su trabajo en alguna revista especializada que yo no he leído.
La única explicación que se me ocurre es que esos contornos se deban a una intervención posterior, pero me parece poco plausible.