Hay que reconocerle la originalidad. Esta vez ha entrado a calzón quitao, sin anestesia.
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Lo dice hasta el kanka
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Osea, que “cualquiera puede entrar en cualquier caseta” pero “Málaga de los malagueños”. Mihita contradictorio, y puesto en boca de otro, claramente xenófobo y supremacista el mensaje (probad a cambiar “Málaga” por “España” o “Cataluña”…)
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A ver, al final lleva algo de razón en que con el crecimiento demográfico y turístico, Málaga ha perdido comercios tradicionales y ha encarecido la vivienda. Ojo, no es un fenómeno que no se viva en Canarias, Valencia, Madrid, Sevilla, Córdoba, Granada o Cádiz, a distintas escalas. Una ciudad tiene que evolucionar, y las evoluciones conlleva este tipo de tensiones, a veces inevitables.
El éxodo de una capital al resto del AM ha existido desde siempre, normalmente motivado por la falta de vivienda: Madrid, Valencia, BCN, Sevilla, Cádiz… Ojo, no digo que esté bien, lo ideal sería vivir donde uno quiera, pero esta problemática ni es nueva ni es exclusivamente en Málaga.
Y más allá de la vivienda, que espero que sea algo puntual de estos años de inflación y del desmadre de apartamentos turísticos, no veo que se expulse a los malagueños o que estos sobren en el día a día. Vas al centro y hay turismo, vale. Quitando despedidas de solteros (muchas de ellas de gente española, que al final esto de la despedida de solteros es algo muy de España) y algún borracho, ¿qué le molesta a alguna gente exactamente? Si vas a una ciudad costera, con buen clima todo el año, aeropuerto internacional de 25 millones de pasajeros y con 600.000 habitantes, no esperes encontrarte las calles vacías solo para ti. Yo no me siento expulsado de Málaga, y hago de todo: salgo a caminar, a correr, me monto en transporte público, voy al centro, al Puerto, a los miradores, a la playa, de compras, a ver procesiones e incluso participar en ellas, de restaurantes, etc. Que sí, que hay mucha gente, pero el problema no es que haya demasiada, es que todo se ha quedado pequeño (el Centro, el centíMetro como le llaman algunos, el cercanías, las rondas, el parque de viviendas) porque Malaga ha crecido muy deprisa y ningun gobierno está invirtiendo nada para amortiguarlo.
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Yo creo que cuando se habla de “expulsión” es por las políticas y actitudes del ayuntamiento: parece que se enfocan más en atraer turismo que en el bienestar de sus ciudadanos.
Me explico: dejar que crezcan sin control las VUT, el tener el centro limpio (bueno ni si quiera entero, solo las partes turísticas) mientras el resto de la ciudad está sucia, el decir que la importancia de seguir viviendo en la ciudad es relativa…
Al final en Málaga manda quien tiene pasta (que sí, que pasa en todos lados, pero aquí es bastante evidente).
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Ronda, protagonista de una nueva serie de Netflix:
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Málaga vuelve a ser protagonista en Netflix con La chica de nieve 2. La 1 la vi y estuvo muy bien.