Ojalá fuera eso (porque, mientras no haya ninguna irregularidad, todo puede salir adelante, por impopular que sea).
El problemón está en la mesa de los políticos, en que no tienen ninguna prisa y que no hay un mecanismo que siga, dirija y presione, desde la Comunidad, la oferta residencial de los municipios.
Los ecologistas protestaron contra Valdebebas, contra ARPO, contra Madrid Nuevo Norte, contra las operaciones del Sureste, y ahí están…
Saco este mapa, en rojo las operaciones en el limbo (sin noticias desde hace años).
Súmale a esta inacción más burocrática o gestora de materializar y aprobar estos desarrollos (casi todos ya bastante definidos) la necesidad (clarísimamente sin satisfacer) de sacar adelante nuevas formas de hacer urbanismo, como las solicitadas operaciones de densificación cerca de nodos de transporte con las que algunas ciudades están consiguiendo rascar decenas de miles de viviendas a corto plazo y sin invertir demasiado en infraestructuras.
Es un combo al final. Consejería de Vivienda y Territorio inoperante, concejalías de urbanismo muy tranquilas y (sí, también) sectores de la población que ven siempre con malos ojos todo lo que suponga levantar una grúa (el impacto de estos últimos, mínimo, a menos que un partido político en el gobierno decida hacerles caso).