No dudo de que emane eso, pero también emana mediocridad en cuanto a sus conceptos arquitectónicos, si le quitamos su decoración epitelial nos queda un edificio perfectamente demolible.
El Ministerio del Aire incluso tuvo criticas en el momento de su construcción, lo que es notable teniendo en cuenta el contexto político.
A mí me parece el exponente más rescatable del estilo, sin duda gracias a que Soto era un gran arquitecto.
Sí, es lo que digo, ya en esos años se empieza a ver un sincretismo entre lo herreriano y el movimiento internacional, y Moya lo llevaba de serie, no necesitaba sugerencias de ningún general.
No tengo el conocimiento arquitectónico para contradecir esa tesis, pero me parece que formalmente es un edificio aceptable. Como muchos edificios mediocres de cualquier época que son testimonios de su tiempo.
Me interesa tu opinión sobre el edificio. Te agradecería que la expusieses.
“Nos hicimos conscientes de la existencia de los estilos justo cuando los perdimos. Desde 1850, cuando declinan, exhaustas, las posibilidades del neoclasicismo , la arquitectura ha conocido la plaga de los estilos, precisamente por carecer de Estilo (con mayúscula).”
“podríamos decir que el ministerio del Aire añadirá muy poco a la historia universal de la Arquitectura; pero, en cambio, procurará a Madrid uno de sus más hermosos monumentos y uno delos más congruentes con su carácter y con el de su paisaje!”
Totalmente de acuerdo.
El propio soto hace autocrítica de las observaciones de sus compañeros. También se vuelcan en elogios ante la obra, y parecen coincidir en que el resultado de algo más funcional e innovador hubiese sido inflexible ante otros futuribles usos.
No, ni digo que sea negativo, digo que fue así y ya. No es un juicio sino un análisis, intento pensar un porqué de una cosa y otra. Lo único negativo de lo que he dicho es que hemos pasado de tener una ciudad de vanguardia a una ciudad con aspiraciones de segunda.
Básicamente esto es lo que quería decir que ocurre en la ciudad desde la guerra civil. Hay edificios buenos, solemnes y correctos pero lo que no hay es eso un intento de aportar algo nuevo al mundo, sino seguir la corriente de lo que ocurre fuera.
No estoy muy seguro de que el Ministerio del Aire y el estilo neoherreriano represente un equivalente español a lo que Violet-le-Duc hizo con el gótico, porque lo que Violet-le-Duc pretendía era hacer pasar los edificios que tocaba por lo más góticos posible, no fundar un nuevo estilo. Cuando este añade la flecha a Notre Dame es para hacerla más gótica, según la idea de lo que el gótico debía ser en el siglo XIX, no para crear un nuevo estilo “neogótico” o lo que fuera. Por contraposición el estilo “neoherreriano” sí es consciente, sirviéndose de un lenguaje pretérito, de crear algo diferente.
Por eso tampoco estoy de acuerdo con este último mensaje. Si algo no hace el Ministerio del Aire y lo que este representa es seguir las corrientes de lo que ocurre fuera. No encontrarás nada igual en el mundo, porque es una arquitectura que se escribe dentro de nuestra historia. ¿No aportará nada a la historia de la arquitectura? Bueno, ¿qué es la historia de la arquitectura y quién la escribe? Desde luego es un edificio que sí aporta a nuestra propia historia.
Quizás la intencionalidad en el marco ideológico nacionalista. Pero diría que las fuentes de inspiración son distintas.
Por su parte, el franquismo tiene una clara influencia en el renacimiento herreriano. Que es un estilo propio de España. (Los chapiteles madrileños son un vestigio de ambas épocas)
Creo que en lo que más se asemejan en lo arquitectónico, emana precisamente de las vanguardias y más concretamente, del racionalismo.
Y en todos ellos parece que hay una mezcla entre el racionalismo propio de la época y una arquitectura “antigua” con elementos del periodo que ellos consideran el mejor de la historia del país (imperio romano, Felipe II, etc …)
Es curioso que cuando veo edificios de la posguerra de esos de ladrillo y piedra muchos me recuerdan a el mismo estilo que se ve en las ciudades italianas
Al final, todos se van modernizando a medida que el pais se abre de nuevo a la influencia americana, supongo.
Sí, por supuesto. La arquitectura de la época franquista utiliza ideas europeas: monumentalidad clásica y funcionalidad racionalista. Pero en el caso concreto del Ministerio del Aire y otros edificios de “estilo neoherreriano”, la fuente de inspiración no es Grecia y Roma, que tienen un vínculo emocional débil con el pasado “glorioso” español, sino el siglo XVI con el monasterio del Escorial como símbolo principal.
Que esta arquitectura se inspire de otros modelos no le quita originalidad. Al propio Escorial se le pueden buscar inspiraciones de otros sitios, y eso no lo hace menos genuino y único.
Lo que quise decir antes es que ese estilo arquitectónico no es una mera transposición de lo que se hace fuera, se inscribe en nuestra historia para necesidades que son las nuestras (o las del régimen). Da como resultados algo que no existe en ningún otro sitio.
Una pequeño matiz. Durante el XIX se intenta encontrar un estilo nacional en todos los países europeos. Incluso las regiones y ciudades no escaparon a ese afán. Por supuesto Madrid también rebuscó en su pasado. A principios del XX hay una proliferación de edificios que intentan resucitar los elementos inherentes a Pedro de Ribera, como la Casa del Cura. Durante la República no todo fue racionalismo, la Tenencia de Alcaldía y los juzgados de Ribera de Curtidores es de 1935 y es una réplica de la arquitectura barroca madrileña de principios del XVIII. Ese estilo, el barroco sensual de los Churriguera y de Ribera fue denostado por los encargados por Franco para diseñar el Madrid imperial. Solo merecían la pena tenerse en cuenta Herrera y Villanueva.
En “Por el camino de Swann” (“En busca del tiempo perdido”), Proust escribe “igual que esos arquitectos de la escuela de Viollet le Duc, que al imaginarse que se encuentran detrás de un coro Renacimiento, o de un altar del siglo XVII, rastros de un coro románico, vuelven el edificio al mismo estado en el mismo estado que debía estar en el sigloXII”. El texto, de principios del siglo XX, señala una visión de la arquitectura, ya superada en el momento de editarse el libro, que primaba lo que se entendía por estilo nacional y así destruía lo hecho a partir del XVI con el único afán de depurar la esencia de lo que se entendía como francés.
La verdad es que el viaje al pasado en Madrid tampoco duró mucho, algo más de diez años. A principios de los cincuenta todavía hay algunos ejemplos, como el mediocre Edificio de Seguros El Ocaso, en la calle Princesa o la maravillosa Fuente de los afligidos, con su elegante escalera que conecta Princesa con la plaza de Cristino Martos. A partir de entonces el racionalismo, con sus distintas variantes, fue el lenguaje adoptado por la mayoría de los arquitectos que trabajaban en Madrid.
Añado: ¿Es un anacronismo respecto a lo que se hacía en Europa en esa época? ¿Levantar el Ministerio del Aire en los años cincuenta es ir con retraso? Bueno, España era un país muy atrasado y quizás nos hicimos ciertas preguntas más tarde que otros. Concederé, más aún si lo hizo el propio Gutiérrez Soto, que no es un edificio que pasará a la historia de la arquitectura mundial. No abrió ningún camino ni se hizo ninguna pregunta por primera vez. Pero sí lo hizo para nuestro país. En ese sentido sí tiene un valor principal dentro de nuestra historia.