Yo a más contacto he tenido con políticos (bastante infrecuente) más me preocupo. Estamos además en una especie de espiral… destructiva.
Cada vez se estila más apartar a los técnicos. Pienso en el puesto de director del Banco de España que ahora lo ocupan políticos o semi-políticos cuando antes solía ser un técnico interno.
Lo mismo pasa con instituciones culturales o patrimoniales como la dirección de patronatos, históricamente ocupado por catedráticos y perfiles del estilo, y ahora por políticos genéricos.
Lo mismo pasa en el caso de Madrid concretamente con la planificación territorial y metropolitana, con la desaparición de planes, estrategias y oficina de concursos, para que los que diseñen la marcha de la ciudad sean los políticos, sin limitaciones de los técnicos y sus aburridas opiniones.
Quien sabe si a este paso el Museo del Prado o la Biblioteca Nacional la dirigirán políticos… Hemos llegado a normalizar que alguien sin experiencia laboral en el sector, incluso sin afición personal por el campo, sea concejal, consejero o ministro del tema concreto.
La comunicación política se ha profesionalizado tanto que prácticamente ocupa toda la agenda de un político ordinario. Redes sociales, entrevistas, guiones, estrategias electoralistas… Y además eso atrae a un perfil muy concreto de persona y espanta a otros tipo de perfiles mejor preparados.
De hecho ahora el reparto de cargos ha trascendido lo local y es ya habitual que se presente a alcalde o a concejal alguien que no ha vivido en esa localidad.
Los medios, en el momento en el que están pagados, difunden literalmente lo que les indican los asesores de comunicación de los políticos. Con todos los partidos y a todos los niveles.
¿Quién era aquel que decía lo de la libertad de prensa es la del dueño de la imprenta…?