El Oratorio del Caballero de Gracia ha sufrido muchas transformaciones. Ya su construcción tuvo muchos problemas, con importantes sobrecostes (no solo ocurre ahora) y el abandono del proyecto por parte de Juan de Villanueva (fue cesado) cuando estaba casi terminado. Pedro Arnal, alumno de Villanueva continuo el proyecto y Custodio Teodoro Moreno finalizó en 1832 la fachada, cincuenta años después del comienzo de las obras.
En la iglesia hay de todo, maravillas y elementos que chirrían.
Empecemos por las maravillas. Hace poco se compró un órgano espectacular de finales del XVIII de procedencia holandesa.
En este mismo hilo se ha hablado de los avatares del órgano y de la demolición de la iglesia para la que fue construido, así que no me extiendo.
Otra de las actuaciones acertadas que se han realizado en los últimos años fue recuperar el revoco de la fachada.
Durante años la iglesia mostró los ladrillos al aire, cuando originalmente era una fachada revocada como pasa con tantos edificios del XVII y XVIII en Madrid. Una moda que por desgracia persiste.
Hay otros elementos recientes que a mí me parecen poco afortunados, como la ubicación de los confesionarios en el espacio que hay entre los muros y las columnas monumentales. El espacio es mínimo, prácticamente impiden el paso. Los diseñó Chueca Goitia.
En los últimos años han colgado un par de cuadros asociados a la prelatura del Opus Dei, que es la que responsable actual del oratorio.