Lo cierto es que lo que es el modelo de báculo ese de toda la vida que algunos llaman autopistero (antes pintado de verde botella después plata carmena, como bien ha bautizado el compañero) con anexo a baja altura para aceras… No os preocupéis que seguirá en la ciudad me da que por muchos años más…
Fijaos que en el plan millonario de mantenimiento y adaptación del alumbrado que el ayuntamiento está acometiendo desde el 2022, en la mayoría de los casos lo único que han hecho es cambiar la luminaria General Electric SBP de toda la vida por una LED nueva… Pero lo que es el poste (en algunos casos de 60 años de antigüedad), lo mantienen.
Asi que si acaso lo que puede dar cierta melancolía es la inevitable desaparición de las luminarias General Electric que si que son una institución en nuestra ciudad… Tanto el modelo M-400A como el M-250A (las pequeñas) son míticas y aún las hay a miles… Pero, sí, parece que van a desaparecer.
En las nuevas de Alcalá y Sol sí se han puesto globos transparentes, pero en el resto de la ciudad, todos los faroles suelen llevar los cristales translúcidos o esmerilados originales de cuando eran luminarias de vapor de sodio.
Todo eso está genial, pero esas demandas se las pasa el ayuntamiento por el arco del triunfo, o dicho a la madrileña, se lo pasa por la Puerta de Alcalá.
Esta es mi cruzada personal, a mi me parece que si recuperamos farolas para GV, que sean las originales, diseñadas especificamente para la GV por Sallaberry.
Cierto, me di cuenta hace poco. También digo, las del plano quizás son más elegantes, pero las que se ven en las fotos tienen unos adornos casi más en consonancia con los de las fachadas. Un poco más Art deco. Un poco. Cualquiera de las dos me vale.
La diferencia también se nota en la parte inferior, esa sí que es un poco más graciosa en el plano.
En archdaily han hecho un artículo de farolas que provocan menos contaminación lumínica.
Hay tres pasos para minimizar la contaminación lumínica desde una perspectiva de diseño: usar colores más cálidos, atenuar la luz y protegerla. En primer lugar, en lugar de utilizar luz azul, que tiene un mayor impacto en los ritmos circadianos del sueño, se recomienda utilizar LED de baja temperatura que emitan luz en tonos más suaves, amarillos o rojos (que normalmente no superan los 3000K). Además de producirse con la misma eficiencia energética y a precios similares que las alternativas más azules, dispersan menos luz y, por tanto, son más respetuosos con el cielo nocturno. Además, para apuntar hacia la sostenibilidad a largo plazo, los niveles de luz deben ser moderados, uniformes y adaptarse en función del uso, la zona, el tiempo y el tráfico. De hecho, la mayoría de las luces exteriores se pueden atenuar en un 25% sin pérdida de visibilidad.
Y años después, supongo que a primeros de los 60, la luminaria fue reemplazada por una “autopistera”. La transformación se hizo en más calles de la ciudad.