He estado leyendo lo que dice Ricardo Aroca en su libro “Historia secreta de los edificios de Madrid”, y dice que son los fallos que tiene la construcción de la estación donde reside su encanto.
Todas las vicisitudes que tiene detrás son complejas; querían una estación cerca de la Villa y del ensanche; pero no podía estar pegada al jardín botánico y al Prado; al sur tenía el río Manzanares, y quedaba cerca de la estación del Norte y muy alejada de la ciudad; tampoco se pudo hacer más abajo de Méndez Álvaro, porque quedaba cerca la estación de Delicias, y hubiera supuesto un dineral en expropiaciones; por lo que, según Aroca se eligió el peor sitio.
Debido al cerro de San Blas, y que no era viable, ni tenía sentido técnico que los trenes llegarán a unos andenes en cuesta, pues no estaban preparados para subir tanta pendiente en tampoco recorrido, lo más barato fue quitar tierra para dejarla hundida; y que no está alineada a la glorieta Carlos V por la incapacidad de aquellos trenes de girar.
Considera la glorieta de Carlos V como un confuso cruce de caminos. (hablamos de la época).
Tampoco tiene sentido una enorme fachada para que luego se entrara por los laterales; hoy en día si tiene entrada por el frontón de la marquesina; la altura de la marquesina era por el humo que soltaba las máquinas de vapor.
La verdad que la Estación de Atocha no sólo es una joya ferroviaria, sino que también es un desacierto urbanístico lleno de encanto.
Es un resumen, porque la historia es complejísima.
Si alguien sabe más, yo estaría encantado de leerlo.
Fuente: Secretos de Madrid

De todas formas lo de poner árboles para que no se viera la fachada ya se hacía en el Madrid decimonónico; en este caso ¡¡¡¡menudo erial era esa zona!!!, y al crear ese bulevar arbolado, acompañaba a la arboleda del paseo del Prado; eso sí, antes era un erial y ahora es Brasilia.
Y que época aquella donde el peatón no estaba acotado por aceras, túneles y pasos de cebra kilométricos.