Bueno mientras que se piensan en ver como convertir una autopista urbana , fea , sucia, coches que van a toda leche, ruidosa, vamos lo tiene todo, en un auténtico Paisaje de la Luz, sigamos siendo positivos, y dando ha conocer cosas que lo enriquece;
El Palacio de Villahermosa, el Museo Thyssen y Rafael Moneo;
Así es como habría que llamar esto; un palacio del XVIII, modificado durante el XIX, destrozado para siempre a la hora de convertirlo en un Banco en los 70, que al poco de la tropelía tuvo que cerrar, y fue recuperado para la causa gracias a la colección Thyssen, a que el barón se enamoró del Museo de Mérida de Moneo y dijo, quiero que sea él quien me cree el espacio expositivo;
Y porque Rafael Moneo, envidias aparte, es el único premio Pritzker patrio que tenemos ; pero ya sabemos que en este país no gusta el éxito ; pero eso es otra historia.
El Palacio de Villahermosa ocupa una esquina que en su época era de lo más; La Carrera de San Jerónimo con el Paseo del Prado; esa esquina fue adquirida por los duques de Villahermosa en 1777;
se trataba de un edificio de una planta (no tengo imagen) que fué remodelado en 1783, y donde se conserva de aquella época la entrada de pórtico con columnas a la Carrera de San Jerónimo.
Volvió a ser renovado en 1805 por Antonio López Aguado, discípulo de Villanueva (casi nada), con muros de ladrillo y granito y un estilo neoclásico que recuerda al Prado; claro que sí, para eso era alumno de Villanueva;
También recibió la “Visita General de la Regalía de Aposento”, que por aquellos años ya tenían un carácter catastral y de cobro de impuestos.
Una de las residencias más ilustres de la villa, fué famosa por fiestas y veladas y donde en 1844 actuó el pianista y compositor Franz Liszt;
Cuando se convirtió en sede bancaria en los 70, destrozaron los interiores, convirtiendo los nobles espacios en simples oficinas, modificándose las alturas de la buhardilla; cerrada la sede bancaria , con destrozo incluido, pasó al Estado en los 80, convirtiéndose en subsede del Prado para exposiciones temporales, hasta que llegó el Barón y (todo hay que decirlo) su impresionante colección.
Como hemos dicho, el barón quedó prendado del Museo de Mérida de Rafael Moneo, y fué su expreso deseo que fuera él quién renovara los interiores; y de verdad que enriqueció el interior con su forma de entender la arquitectura, la iluminación y los espacios.
La renovación del premio Prtizker español se hizo entre 1989 y 1992;
Con conocimiento histórico y constructivo del edificio, decidió que la fachada norte,
que es la que da a los jardines iba a ser el arranque a la hora de realizar el programa que le habían encomendado;
teniendo en cuenta solo las pistas dadas por las fachadas y su perímetro,aprovechó esa simetría para crear un eje central del que organizar el nuevo sistema de muros; jugó con la frontalidad de la fachada para dar paso a una galería profunda; ese “eje simétrico” exterior-interior es ocupado por un enorme zaguán , donde la primera parte es un enorme vacío y la segunda es un patio iluminado cenitalmente ;
Puertas a fachada (perdón por la foto)
Zaguàn
Iluminación
en torno a dicho patio y vacío se iban a estructurar las plantas que llevaran al movimiento circular de los asistentes;
Todo este programa no solo tuvo que adaptarse a la arquitectura del palacio, sino que tenía que tener en cuenta las 800 obras que en ese momento debían alojar;
La fachada que da a los Jerónimos , en una dilatada crujía daba como resultado una amplia sala donde se colocaron muros perpendiculares que daban lugar a los espacios expositivos, y en los que se apoyaban la estructura donde colocar los huecos de luz cenital que iluminarían ese lado, jugando luego con la linealidad de los vanos de la fachada para su iluminación cenital desde ese lado:
El recorrido pasa del juego de muros perpendiculares a muros paralelos , pero siempre lineales a las ventanas de las fachada;
Este museo es un canto a la iluminación cenital, los huecos son abiertos como insinuaciones casi místicas, pero siempre buscando la “serenidad lumínica” que necesita la contemplación de una obra; ni que decir que el color salmón no solo es ideal para esa neutralidad visual, sino que otorga a los espacios de belleza;
Realmente los huecos de luz cenital son usados con poesía
Con este espacio sencillamente se me cayó la baba; ya flipado con el interior, el ver este muro con esa luz de encima presidido por el cuadro “Santa Catalina de Alejandría” de ¡¡¡¡Caravaggio!!!, simplemente me entraron ganas de llorar;
También me encantó esta “presidencia expositiva” de “El Gran Canal y la Plaza de San Marcos” de Canaletto.
En el 2002 se hizo una nueva ampliación, pero esta vez hecha por los catalanes Francésc Pla y Josep Bohigas, que según ellos , solo dieron continuidad lógica a los espacios tan lógicos que había hecho Moneo; eso si, que quede claro donde termina el de Moneo y donde empieza el nuevo edificio.
Bueno, fin; espero no haber cansado mucho.
Y para no perder el hilo, esa esquina de los Jerónimos con el Prado la acera es infame; una pena que ese concepto de entrada por el jardín de Moneo no le acompañe lo que tiene a dos metros; coches a toda leche dándole al claxon; una pena; esperemos que esto cambie pronto.
Efectivamente, la acera del Banco de España ayuda poco a tratar adecuadamente hacia el exterior todos estos espacios.