Edito publicación porque no puedo añadir más mensajes.
Mirad qué fotografía he encontrado de la Almudena recién terminada. Pura. Sin estridencias. Sin cosas. Qué diferencia. Hasta las bóvedas se ven bellas…por no hablar del presbiterio.¿tan difícil era esto ? Y mirad la fachada igual. Sin cosas
Gracias a Filomena se ha despejado de árboles toda la subida del cerro que conecta la catedral con calle Segovia, quedando unas vistas muy interesantes.
También os dejo alguna fotografía más del interior de la catedral, en especial las primeras, que como curiosidad histórica parecen ser impactos de balas de la guerra civil. También hay más impactos en la fachada de la cripta.
Fotos bellas. Pero volvemos a lo mismo. El principal problema (sin dudarlo) de la catedral es el esperpento de kiko (paneles y vidrieras de espanto) y los colorines del ábside.
Tengo la impresión de que los arzobispos, ahora mismo, están a otras cosas que no son la construcción y la mejora de catedrales. En este caso, por desgracia.
Y entiendo que, mientras el cardenal Rouco viva -o, al menos, influya- nadie va a tocar la catedral.
A mi entender, y ya lo dije en alguna ocasión, todo ese espacio debería gestionarse mediante un consorcio que incluyera a Arzobispado, Patrimonio (Estado) y Ayuntamiento. Quizá, al menos, se evitarían desaguisados como ese espacio segregado frente al Museo y las ocurrencias estéticas del cardenal de turno sobre lo que considera, con todo derecho, su propiedad, pero que, sin embargo, forma parte del escenario más noble y representativo de Madrid y, tal vez, de la entera nación.
Los techos de la Catedral son bonitos, y las pinturas de la cúpula no me parecen feas tampoco. Además, hay muchos cuadros, retablos y tallas muy interesantes. Lo que mejoraría el interior del templo tallando capiteles y sustituyendo las vidrieras y pinturas del ábside…
A mi los techos sí me gustan, y creo que a los visitantes también. Las pinturajas de Argüello, no solo es que no me gustan, es que me parecen un acto de terrorismo artístico. Si ya lo unimos a sus vidrieras, estamos ante una aberración de proporciones cósmicas, capaz de arruinar el mejor templo del mundo.
No las comparo con el Ecce homo de Borja porque éste, al final, ha salido rentable y por lo menos te ríes con él. La “corona m(h)istérica” de Argüello tiene la gracia de una paralela de Hacienda, y la motivación que empujó a Rouco (otro que tal) a elegir a semejante artista fue de mera simpatía y concordancia personal, actuando el Arzobispo como una especie de mecenas renacentista, pero sin poner un duro.
Habría que eliminarlas, con cañonazos de aguarrás, aunque existe la opción más rápida y piadosa que es taparlas con tapices, banderas, pendones o con lo que se quiera, como se hizo para la Boda Real.