Lo prometido es deuda. Y es que según avanzan los días y con ello la temperatura y la luz, van fructificando poco a poco diferentes tipos de hongos. Este es un ciclo muy orquestado, unos salen mientras otros se van.
Antes, me gustaría comentar lo absurdo de este campo de football a lo Olive et Tom, donde la pelota nunca llega a ninguna parte porque hay una distancia infinita entre porterías.
En los alrededores vi una plantación de Tamarix que, por cómo los vi, debe ser su segundo o máximo tercer otoño
Y ahora sí, empiezan a salir nuevas protagonistas en este ciclo.
A quien haré una mención de honor en este caso es al micelio. Sin él, nada de esto es posible. En esta época puede verse por todas partes, e incluso olerlo si estáis entrenados. Todo mi respeto y admiración hacia este pequeño ser inteligente que da y quita vida, y también transforma.
Ahora, otra de esas maravillas que algunos se aventuran a pensar que se trata de algún tipo de huevos alienígenas o de insectos mutantes: el Fuligo Septica. Se pueden encontrar desperdigados por muchas zonas de la casa de campo, como si una babosa gigante hubiera dejado huevos a lo largo de muchas zonas. Son simplemente mágicos.
El resto, seguro que las habéis visto en más ocasiones, la mayoría, no comentaré mucho de ellas porque es obvio lo que se aprecia.
Y ahora haré otra mención de honor y nombraré Doctor Honoris Causa al ser que alumbró esta maravilla.
No se trata de un Loup-garou. Su creador se debió dar una buena comilona a base de Crataegus monogyna y con esta buenísima acción, está sembrando el bosque de futuras plantas. Se trata de algún zorro de los que viven en casa de campo y cuyo área de alimentación conozco bien. Incluso he podido verlo en más de una ocasión (me da la sensación que es una hembra, pero no puedo confirmarlo). He comprobado que ambos nos tenemos curiosidad el uno al otro, llegando a estar a 15 metros de distancia el uno del otro en varios momentos y siempre con curiosidad y simpatía. Regalos que te da la vida.
Los zorros son omnívoros y se alimentan de todo aquello que encuentran, incluidos los frutos propios de esta temporada (sí, y las setas también se las comen).
Y es que cada uno come lo que le apetece en esta época. Aquí se ve una bellota comida por cotorras argentinas. En directo se aprecia super bien que solo un pico con esa forma podría crear esas marcas.
Y para terminar, dos clásicos en esta época que no podían faltar.
Rosa canina
y la última que me encanta por su nombre: Osyris alba. Bajo estas últimas, plante bellotas de roble (espero no olvidarme de dónde estaban para ir a verlos)
Espero no haber sido un aburrimiento.