Es un plazo completamente excesivo. Así lo han expresado, inclusive, los propios ingenieros. También se comenta que las obras podrían perfectamente estar terminadas en dos años (desde el Ministerio se programan tres). El único que ha protestado en ese sentido ha sido el Alcalde de Alicante. El de Elche, como siempre, callado. No vaya a ser que moleste a sus “jefes”.
El estudio, además, lo podrían haber licitado en 2020. Todos los Presupuestos Generales del Estado que han aprobado no han dedicado ni un solo euro en ese sentido hasta ahora. Lo han dejado sucesivamente en el cajón. Podríamos tener ahora mismo, perfectamente, en marcha las tan ansiadas labores. Licitadas como mínimo.
Esto no es nada nuevo. Llevan veinte años mareando la perdiz. Una infraestructura de este calibre podría convertirse en el mayor hub intermodal de la provincia. Hay normativas europeas, en ese sentido, que plantean que los aeropuertos deben tener conexión ferroviaria cuando el trafico de pasajeros que manejan es superior a los seis millones de personas. Este, en concreto, superó los quince millones de viajeros en el año anterior a la pandemia. Todo indica, además, que va a seguir creciendo en ese sentido.
Luego está la cuestión de que ejecutan la Variante de Torrellano “a medias”. Dejando para una segunda fase la solución a la inversión de marcha que actualmente se tiene que hacer en San Gabriel. Hacer pasar el tren por el interior para liberar la fachada marítima. Otros tantos años para desarrollar el susodicho proyecto y empezar las obras pertinentes. Esto está mermando, considerablemente, las conexiones ferroviarias entre Elche y Alicante. La gente coge el coche sí o sí. Ahora mismo es que no hay, siquiera, planteamiento futuro para el tramo Aeropuerto-Elche. No se sabe si será de vía única o doble, si se va a eliminar el paso a nivel de Torrellano, si se va a duplicar el túnel urbano de Elche para que no se convierta en un cuello de botella… Mención aparte refiere la Variante de Elche. La DIA habrá caducado seguramente. Una detrás de otra. A todo ello, un material rodante que funciona con gasoil. Una electrificación “transitoria” pero un ancho de vía que por ahora seguirá siendo ibérico (no sé si veremos algo mixto por un tiempo). En definitiva, esto va para largo y los trenes actuales se quedan. Un área metropolitana de semejante calibre no puede tener un ferrocarril propio del Siglo XIX. No creo que haya situación peor en España en ese sentido.
Muy decepcionado. Siendo usuario recurrente de la línea, puedo decir que esta situación se me está haciendo surrealista. Aunque hay alguno por ahí que ha llegado a decir aquello de “mejor no hacer nada”. Personalidades del propio Ministerio, ojo. Parecía que Baldoví iba a forzar algo, pero al final estamos igual. Eso sí, en València ya han empezado a soterrar su canal de acceso. Me río de los catalanes que van por ahí diciendo aquello de “Espanya ens roba”. O del Madrileño que se queja porque el metro ha llegado cinco minutos tarde. No percibo que se quiera poner fin al estado radial, vaya. Solidaridad nula entre regiones. Aunque lo que falte, en esencia, es voluntad política. Seguiremos siendo la playa del país con las peores conexiones ferroviarias de su red. A tragar…