Una vez que el maldito volcán de La Palma cese en su destructora actividad, se abre un decisivo período en el que administraciones, empresas y profesionales de distintos sectores se enfrentan al enorme reto de la reconstrucción, que en su mayor parte supondrá la creación desde cero de nuevos núcleos de población y de servicios, urbanos y rurales en nuevos emplazamientos.
La tarea movilizará a arquitectos y urbanistas que, junto a economistas, sociólogos, ingenieros, etc., y a los responsables de las diferentes administraciones y los propios afectados deberán responder a la enorme responsabilidad de hacer las cosas bien.
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Lo último que he leído es que tenemos volcán para años, lo que pasa es que nadie tiene arrestos a aseverarlo en público (ya que no es una certeza absoluta) Se debía replantear la reconstrucción de las viviendas en otra zona de la isla, como si de casas afectadas por un embalse se trataran.
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Recordemos que en Tenerife, a comienzos del siglo XVIII, hubo una erupción que duró 6 años. Después las cenizas acumuladas fertilizaron el suelo y esto provocó que los retornados levantasen la industria vinícola y del plátano en la isla.
Y la Palma, por ser occidental, es una isla en crecimiento…
Si el gobierno de España no adoleciese de los defectos habituales en el bloque occidental tomaría el toro por los cuernos, construyendo una nueva ciudad y puerto en un lugar propicio sin cálculos presupuestarios, como lo que suelen hacer los chinos cuando les interesa.
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La propuesta de construcción de un nuevo barrio completo con viviendas para los afectados del volcán, que presentó y defiende una plataforma de afectados y que se denominó públicamente como el “Nuevo Todoque”, esconde una operación urbanística que permitiría a una parte de los propietarios del espacio en el que se proyectó el desechado “Aridane Golf” urbanizar con dinero público todas las parcelas y disponer de suelo privado, previamente acondicionado con fondos de la Administración para la venta de parcelas destinada a edificaciones residenciales o turísticas.
Un documento elaborado por los promotores de la idea, con arquitectos que se han unido a la empresa Volcán Rojo SA, propietarios de más del 50% de los terrenos de dicho suelo, expone con claridad en qué se basa la actuación planteada; esto es urbanizar todo con dinero público a cambio de unas parcelas para que los vecinos afectados por el volcán puedan construirse sus casas (financiadas por ellos) y los servicios necesarios para el barrio.
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¿Ya terminó?
El volcán de La Palma cesa toda su actividad: se detiene la erupción, la emisión de lava y gases y se reducen los terremotos
Los científicos consideran “improbable” su reactivación, pero no es del todo descartable
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