Muy buenas, compañero, un placer. Voy a responderte de forma objetiva, sin ir a favor ni en contra ni de unos y otros puesto que no soy afiliado ni hooligan de ningún partido y suelo ser bastante crítico con todos los colores políticos (creo que en España falta dar un enfoque más técnico y de gestión -tecnocracia- a las instituciones, en vez del excesivo politiqueo barato e ideológico al que nos tienen acostumbrados):
Los sucesivos gobiernos del PSOE en Andalucía, desde el 82 hasta las elecciones de diciembre del 2018, 37 años ininterrumpidos, han dado para mucho. La gestión, sobre todo desde los 90 con Manuel Chaves al frente, ha sido bastante deficitaria en todos los aspectos, tal y como los índices de sanidad, educación, empleo, PIB, han marcado. Buena parte del dinero público de Andalucía se ha despilfarrado en redes clientelares, enchufes bestiales en organismos públicos, subvenciones a empresas amigas, medios de comunicación, malversación, corruptelas con sindicatos, políticos metiendo la mano, y lo que más se ha escuchado, aunque en cantidad irrisoria comparado con lo anterior, en prostitutas y droga. A una institución así, como es comprensible, le queda poco dinero para proyectos de distintas envergaduras, no solo para Málaga sino para toda Andalucía. Dado que se ha dado (casualidad o no) que el feudo socialista por excelencia ha sido siempre Sevilla y que toda la cúpula de poder se acumulaba en esa provincia, pues es cierto que muchos proyectos e inversiones acabaron allí. Proyectos e inversiones que por economía y relevancia podrían haber acabado en Málaga, pero por política (Málaga es el feudo del PP y la provincia menos proclive al PSOE. El Ayuntamiento de Málaga lleva desde los 90 gobernada por el PP y esos años han dado para muchas rencillas ideológicas y personales entre ambas instituciones) y por conveniencia, han acabado en Sevilla. Y ojo, que tampoco se invirtió en Sevilla la cantidad que necesitaba su capital y su provincia, pero si el pastel a repartir era mínimo por el despilfarro, pues la mayor parte de ese pastel iba a Sevilla, provocando las consiguientes quejas y malestar no solo en Málaga, sino en Jaén, Almería y Granada fundamentalmente. El desinterés de proyectos como el Metro de Málaga y las trabas bruocráticas que siempre se le ha puesto desde la Junta de Andalucía socialista a proyectos de Málaga ha sido una realidad, vivida y comprobada por mí mismo y muchos malagueños. Por tanto de leyenda urbana nada.
Desde el 2019 gobiernan los populares junto a Ciudadanos, y aunque ha mejorado Málaga a nivel de referencia para proyectos e inversión públicos (recordemos también que el presidente Moreno es malagueño, al igual que su mano derecha Bendodo), creo que aún queda mucho por hacer, como por ejemplo llevar el metro al PTA (no entiendo por qué no se pueden ejecutar dos líneas de metro a la vez, máxime cuando la del PTA tendría unos costes bastante asumibles por ser en superficie). Básicamente, ahora que no hay corrupción, sumado a un poquito más de interés, hay más dinero para contentar a Málaga y otras provincias. Pero el daño hecho durante casi 40 años es difícil de arreglar en tan poco tiempo, creo que las cosas aún se pueden hacer muchísimo mejor, en Málaga, en Sevilla y en toda Andalucía. La semana del 20 al 26 de junio habrá elecciones anticipadas así que veremos si en Málaga se ven más contentos con esta nueva gestión y, si por el contrario, levantará recelos en Sevilla (a pesar de que ahí también se ha invertido más que antes, pero quizás menos en comparación con Málaga). Entre quien entre, espero que mejore mucho más la situación en Andalucía, porque vamos mejor pero aún seguimos bastante regular.