Y encima parece que gusta obviar los casos en los que Madrid sí ha apostado por el historicismo. Los más cercanos.
Ni nada más ni nada menos que nuestra Catedral, nuestro teatro real o la basílica de la patrona de nuestra Corona. Incluso el mismo neo-palacio real que se ha construido Felipe.
Nuestro palacio presidencial.
Para mi casi son heridas en la ciudad: edificios que no manejan hábilmente el lenguaje que recrean, proporciones torpes, detalles pobres…
Incluso el templete es bastante mediocre. Una recreación parcial, que se equivoca en los materiales, cambia el lugar y olvida el interior (que era lo mejor).
En las obras del Metro de Gran Vía, irónicamente, se destruyeron los interiores originales que quedaban en la estación.