El problema más evidente es esa estatua. Justo intenté leer la inscripción (evidentemente Gregorio Marañón no es) y desde las islas peatonales más cercanas es imposible (tampoco es que yo vea muy bien, pero no estoy cegato).
Ni hablemos ya de contemplar los bajorrelieves.
Tanto José Abascal como María de Molina como la Castellana tienen un tráfico desbordante que impide contemplarlo correctamente. No es un monumento hecho para ser visto a la distancia, eso está claro.