Estoy absolutamente de acuerdo, y yo también he llegado a la misma conclusión con el paso de los años partiendo desde una postura originalmente diferente.
Creo que todos convenimos que la mejor y más racional administración en España probablemente sea en 3 niveles (salvo en las islas, por motivos obvios) con un reparto de competencias/tributos claro y bien definido:
Estado - ¿Intermedio Provincia/Región? - Municipio.
Del problema de tener 4 niveles deriva que una de las entidades intermedias siempre queda redundante o vacía:
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Hasta 1978 era la región, relegada a concepto folclórico para pintar en un mapa.
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Tras 1978 en que las CCAA se constituyen en su mayor parte sobre las regiones al mismo tiempo se mantienen las diputaciones provinciales, que quedan como agrupaciones no democráticas de municipios de muy baja eficiencia administrativa para unas pocas competencias.
Así pues, ¿cúal es mejor opción para ese 3er nivel, región o provincia?
Pero también…de forma realista, ¿cúal se adapta mejor a la realidad política de España?
- Desde un punto de vista racional o científico, el mapa provincial de España es casi perfecto:
¿Por qué?
Porque divide el país de una forma más granular (50 subdivisiones), con tamaños homogéneos (de 5.000 a 20.000 km2 exceptuando País Vasco), lo que genera una mejor y mayor cohesión del territorio nacional.
Con la guinda en el pastel de que, salvo casos muy concretos como Badajoz, el mapa de 1833 es genial en el sentido de que los contornos de cada provincia están situados prácticamente en los puntos isométricos que trazan las capitales entre sí.
Pura magia que se medio buscó y medio le salió de chiripa a Javier de Burgos.
- Desde un punto de vista histórico-político:
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En la Corona de Castilla, la subdivisión “tradicional” era la posterior provincia. Que era el territorio que enviaba procuradores a unas Cortes unificadas.
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En la Corona de Aragón, la subdivisión “tradicional” era la posterior región (que a su vez estaban creadas sobre los antiguos reinos con Cortes propias).
Con estos dos ingredientes, a la conclusión en que se tenía que haber llegado en la Transición es que las CCAA como 2º nivel administrativo del Estado, se tenían que haber basado de forma general en las PROVINCIAS.
Y que luego, de podrían discutir casos y excepciones de índole histórico-político como que en Cataluña, Valencia, Aragón, País Vasco (y con muchas más dudas Galicia y Extremadura),
se pudiera superar el mapa provincial a la hora de crear las CCAA, si se detectaba una especial sensibilidad en ese sentido en la población.
Lo inverso de lo que se hizo, vaya.
El tiempo ha acabado dando y quitando razones.
Como bien dices:
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Todas las CCAA uniprovinciales del ámbito castellano como poco más o menos se han mantenido, al tiempo que el resto de provincias se han desplomado salvo las que rodean Madrid.
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Existe un abandono o desdén institucional hacia la mayor parte del territorio de España, donde malviven CCAA de tamaño desmedido, con centralismo a su vez hacia sus propias capitales (caso Valladolid, caso Sevilla).
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Las diputaciones siguen existiendo, costando 10.000 millones anuales (de lo cual la mitad va a su propio mantenimiento), y encima su composición NO es votada directamente de forma democrática en urnas por la ciudadanía.
No me quiero ni imaginar lo diferente que sería el presente para provincias como León, Jaén, Zamora, Córdoba, Salamanca, Burgos, Cuenca, Soria, Cádiz etc. de haber tenido durante estos pasados 45 años la voz y el poder de unas competencias autonómicas en su mano.