Cito las conclusiones del trabajo, que me parecen muy acertadas:
Tras analizar de forma pormenorizada pasado, presente y futuro de esta franja sur
del Retiro y cruzar la documentación aislada de cada uno de los proyectos que para esta zona se pensaron, se concluye de forma general que, pese a lo que pueda parecer en la actualidad, siempre existió un gran respeto y admiración por este lugar pensado para albergar bellos y simbólicos edificios que acogieran a monarcas, intelectuales y demás personajes ilustres de la sociedad. Quizá, esa
voluntad de creación de proyectos tan magnificentes y ambiciosos topó con una
falta de previsión o de mala fortuna, desbordando los recursos previstos y
desvaneciéndose finalmente por el camino.
Todo lo hecho después, sólo ha contribuido a ocultar un pasado tan brillante. Pese a
haberse mantenido una cierta línea programática vinculada a la cultura y la
investigación, se ha profanado tan privilegiado ámbito urbano para llenarla
ampliaciones desmedidas carentes de valor arquitectónico o urbanístico y de todo
lo que molesta: laboratorios, almacenes, viveros, aparcamientos, así como para
extirparle poco a poco pedazos que venían bien para otras cosas. No sólo se ha
negado esa cornisa verde del Retiro sobre Atocha y la llanura que ante ella se
presenta, ocultando de paso tan insignes y bellas instituciones, sino que ni siquiera
ha sido técnica, ya que no conceptualmente, rematada; tratándose de ocultar míseramente sus “heridas” a los ojos de la ciudad como si de un decorado se tratara. De la misma manera se ha acorralado al Panteón de Hombres Ilustres con vulgares construcciones ávidas por rellenar hasta el más mínimo espacio libre, incluida una anodina basílica que no hace justicia a la lamentablemente derribada para nada. Entre ambos ámbitos, una “tierra de nadie” postergada, devorada por el tráfico rodado y dispuesta a colmatarse de nuevo con elementos impertinentes, heterogéneos e impersonales.
En resumen, no se ha tenido consideración alguna con el lugar ni con tan eminentes
construcciones vecinas, y entre las posibles causas podrían barajarse la falta de
conocimiento, o de sensibilidad, o la aparición de intereses espurios pero también
la conciencia aislada, al igual que se ha percibido en el estado de la cuestión esta
carencia de visión global se da tanto en la teoría como en la práctica. En esta área
tantos son los protagonistas que es difícil dar a todos el lugar que merecen y fijar la
relación conjunta entre ellos (y esto podría extenderse a toda la Glorieta de Carlos
V) cayendo siempre en análisis y planteamientos individualizados,
descontextualizado las piezas y haciéndolas perder su significado histórico y
urbano.
Aunque conforme pase el tiempo, más utópico, difícil y costoso será lograrlo, es
interesante plantearse el ejercicio, aunque sea teórico, como hizo el Club de
Debates Urbanos; de profundización en el conocimiento del objeto u objetos de
estudio, sus circunstancias y sus valores, para la recuperación de su identidad.
Kevin Lynch dijo: "El paisaje urbano, entre sus múltiples papeles, tiene también el
de algo que ha de verse, recordarse y causar deleite”. Esta zona llegó a lograrlo,
esperemos que algún día vuelva a conseguirlo.