Vaya hombre, el que se pasó meses despotricando contra la cutre de Madrid que todo lo hace mal y ahora llama Neorrancios a todos los que no opinan como él, viene ahora a decirnos a los demás que somos muy injustos porque no sabemos apreciar las bondades de un cubo ladrillero con ventanucos desordenados junto al Museo del Prado.