Tras años de vicisitudes diversas, la Ciudad de la Cultura emerge cual vieira fósil en la ladera del Monte Gaiás, sobre la ciudad de Santiago de Compostela. En la estela de los proyectos culturales de la década de 1990, esta obra se proponía catapultar a su ciudad al selecto circuito cartografiado en los catálogos de arquitectura. Durante su accidentado alumbramiento se convirtió en objeto de confrontación política y así sus promotores la calificarían de visionaria y rompedora, mientras sus detractores la describen como el mausoleo megalómano de Manuel Fraga tras su dilatada presidencia gallega. Sea como fuere, dos piezas de las cinco que forman el conjunto han entrado ya en funcionamiento, y se prevé que otras dos lo harán en breve, siendo el destino de la restante aún incierto.
La Xunta estrena la Ciudad de la Cultura de Fraga 400 millones y 22 años después
Feijóo opta por un perfil bajo para inaugurar el último de los edificios del complejo diseñado por Peter Eisenman en 1999
La sencillez de la inauguración, recogida por la televisión autonómica como última noticia de su principal telediario, revela la incomodidad que todavía provoca una obra que nació como un sueño de Manuel Fraga y derivó en pesadilla. Su creador, el arquitecto estadounidense Peter Eisenman, lo consideró en su día “el proyecto cultural más importante emprendido por cualquier gobierno regional en este siglo”.