Este año, el árbol de la plaza Sant Jaume está formado por una serie de abetos pequeños y medianos (de entre 2 y 4,5 metros de altura), montados sobre una estructura metálica, dando como resultado un gran árbol de Navidad perfecto, muy tupido, de 15 metros de altura. Lo llaman ‘abeto de abetos’. Es un modelo de árbol pionero en España. Los abetos proceden de viveros de cultivo sostenible de Sant Hilari Sacalm (Girona).
En cuanto a la decoración, los diseñadores, Gerard Riudalbàs y Andreu Boluda, se han inspirado en la representación de la obra del Cascanueces pensada por el compositor Tchaikovsky, donde el árbol de Navidad tiene una significación especial, tal y como sigue teniendo en las representaciones de ballet.
Exacto. Ya me pareció a mi también que había algo más de dorado. Bien ahí.
Los diseños, salvo alguno, ni fu ni fa (la exposición de lamparas del Ikea de lo peorcito).
La plaza Sant Jaume lucirá en Navidad una gran estrella de luz de 20 puntas, en una colaboración entre el Ayuntamiento y la Generalitat
Ambas instituciones suman fuerzas para dar armonía y equilibrio a la decoración navideña de la plaza
La estrella proyectará sus reflejos de luz sobre las fachadas de los dos edificios, que compartirán también la misma ornamentación vegetal en los balcones
La figura cuenta con una estructura de hierro, metacrilato y LEDs, con un peso total de 2,5 toneladas y un diámetro de nueve metros; cada punta mide cuatro metros de largo
El patio de Carruajes del Ayuntamiento acogerá el gran pesebre tradicional que la Asociación de Belenistas instalaba hasta ahora en el Museu Marès
La Generalitat ofrecerá varias jornadas de puertas abiertas previas a la Navidad donde la ciudadanía podrá visitar espacios habitualmente reservados, ambientados con un pesebre, un tió y varios abetos navideños
Barcelona pone en marcha “Origen”, la instalación artística de la plaza de Sant Jaume, y el pesebre tradicional del patio de Carruajes del Ayuntamiento
Barcelona hoy se ha despertado contando ovejas. Ovejitas de pesebre. Ni que fuera una manifestación silenciosa. Hay cientos por todo el casco antiguo: aceras, muros, cornisas, barandillas. La lana blanca tuneada a lo grafiti con colores chillones de protesta. Parece inevitable que acaben montando un belén. “Están desorientadas –justifica el artista tras el rebaño activista-. Buscan el pesebre de la plaza de Sant Jaume. Este año no lo encuentran. Ni lo encontrarán”. Lo han cambiado por una estrella gigante.