¿Nuevo panorama?
Madrid tiene ante sí un nuevo panorama, distinto al que ha posibilitado el auge y transformación de la capital hacia una metrópolis global, “la primera” de España y la península.
Las élites periféricas (vascas y catalanas) pueden intentar torpedear de alguna forma el desarrollo de Madrid. Incluso se ve con temor el “Madrid DF” desde Castilla, Asturias o Andalucía (“el agujero negro”, “el donut”). Esto es injusto, pero no basta con denunciarlo.
La condonación de la deuda por presión catalana seguramente impactará en los presupuestos autonómicos catalanes. La lluvia de millones en el plan de Rodalies y el Puerto de Barcelona pueden ser cambios a tener en cuenta.
También Barcelona se distancia del decrecentismo por el que abogaba Colau y el separatismo pierde credibilidad en Cataluña (cosas que han beneficiado enormemente a Madrid). Hace unos meses comentaba que “Barcelona ha vuelto”. Se tantean mega proyectos y tanto desde los círculos empresariales como desde el Ajuntament anuncian que la ciudad “no debe perder su lugar”. Pues vale.
Encima, a nivel metropolitano, Barcelona es una urbe que tiene los deberes más hechos (plan metropolitano, distintas centralidades, mayor % de vivienda pública y social, tiene estrategias, una marca-ciudad consolidada). La ciudad está ampliando más km que Madrid en metro, Cercanías+Rodalies y tranvía. Nuestra capital se turistifica (con sus problemas), ha adelantado con creces a la Ciudad Condal en cuanto a subidas del precio de la vivienda (ya en el podio europeo en este asunto), sufre una notable saturación del Centro.
Puede que el desarrollo de la AV del Mediterráneo y las conexiones con Europa transformen esa red en algo más birradial (alrededor de Madrid y Barcelona) que radial (alrededor de Madrid). También la mejor integración de Barcelona con el territorio que la rodea (algo que trata bastante Fernando Caballero en Madrid DF) posibilita que buena parte de Cataluña se contagie o acoja proyectos e inversiones que buscan llegar a Barcelona. Pienso en el BCN World, la mucho más extensa red de Cercanías (Rodalies+FGC) o el de facto segundo aeropuerto que va a tener Barcelona con la AV directa a Gerona-Cota Brava. Mientras, un cada vez más grande vacío castellano rodea Madrid.
Creo que el modo automático que podíamos tener antes nos funcionaba: no estábamos tan saturados y el panorama de Barcelona era dantesco. Madrid parecía claramente la apuesta más sensata entre las grandes urbes ibéricas.
Está claro que Madrid se ha hecho con el fructífero vínculo Americano así como se ha consolidado como la plaza financiera más potente del sur de Europa. Y cuenta con una ventaja en abundancia como pocas urbes del continente: suelo. Ya quisiera Barcelona. Además el filtro nacionalista no parece que se vaya a diluir en la capital catalana, lo que supone un peso grave en su proyección cultural (industria mediática, editorial, teatro…).
Idealmente habría que trabajar conjuntamente (y con Lisboa, Oporto… Valladolid, Valencia). Pero tampoco seamos pánfilos.
Creo que al gobierno del Madrid metrópolis le toca ser más astuto si quiere seguir estando a la delantera y liderando una futura red urbana ibérica. No deberíamos dormirnos en los laureles.
Hasta ahora no nos han torpedeado claramente y el propio éxito de la ciudad genera problemas que hay que solucionar si no queremos perder nuestro atractivo y competitividad. Esto supone un cambio de paradigma respecto a 2015.