Interesante debate.
Me recuerda un poco al que siempre surge en el foro a cuenta del postmodernismo de los años 30, que tiende a identificarse con los totalitarismos y, sin embargo, se aprecia también en EEUU, Francia o la II República en España, con realidades como los Nuevos Ministerios o precuelas del “monasterio” del Aire, nunca construidas, como el complejo ministerial proyectado para la colina de Príncipe Pío.
Mi idea es que, ante problemas parecidos -necesidad de vivienda asequible e “higiénica” escasos recursos públicos, mainstream urbanístico, tecnologías, necesidad de legitimación, etc. - administraciones de distintos países, aún fundadas en ideologías dispares, llegaron a soluciones parecidas.
Y que por eso, sea en Polonia, Rusia, España, Suecia, Alemania o Francia, encontramos patrones parecidos: enormes barrios de viviendas similares en bloques abiertos (de mayor o menor altura), rodeadas de zonas verdes y provistas de dotaciones -comercio, escuela, centro social, en España, iglesia, etc.- en mayor o menor abundancia. Quizá el ejemplo más elaborado sean las New Towns británicas, donde un centro direccional se rodea de viviendas unifamiliares.
En el Este, por lo general, fueron promovidas por el Estado. En países como Francia (a partir de los años 60, tras la famosa homilía radiada del abate no sé qué) o Alemania (con mayor tradición), también, si bien con matices.
En España, la construcción de vivienda se hizo, tradicionalmente, el cooperación con la inciativa privada, Sin embargo, y a pesar de las lotificaciones periféricas, de las Leyes de Casas Baratas o de la Ley Salmón, la promoción pública de vivienda a gran escala arranca tras la Guerra Civil. Las fórmulas para ello fueron de lo más variopintas, si bien cabe establecer dos grandes etapas: una, de 1939 a 1958, en los que la promoción corresponde a las AAPP, incluyendo entre ellas a Regiones Devastadas, Sindicatos, Mutualidades, Patronatos como el Francisco Franco, etc. en régimen generalmente de alquiler. No resultó especialmente eficaz, aunque ahí están las docenas de miles de viviendas construidas en esa etapa. Y otra, a partir de 1958, que llega hasta 1985. A la vista de los grandes problemas de la vivienda (no había estadísticas fiables y no se sabía qué estaba sucediendo, sólo de advertía el chabolismo y el coste de la vivienda) se pone en marcha una batería legal que arranca con la Ley del Suelo del 56, con la de propiedad horizontal del 57 y con la de Vivienda del 58 (Arrese) que, en esencia, pone en marcha todos los recursos disponibles y concierta a AAPP y promotores para construir vivienda, siendo la iniciativa privada, pero parte de la financiación pública, a través de distintos mecanismos (desde ayudas directas a créditos subvencionados). La fórmula resultó eficacísima (que no suficiente), de manera que hasta los años 80 se construyeron millones de viviendas asequibles en propiedad (que es lo que las hace distintas de las de otros países), de las que el 80% disponía de algún tipo de subvención. Recordemos que, además, las empresas con más de 500 trabajadores estaban obligadas a proveer viviendas a sus trabajadores.
A partir de los años 70, con la remodelación de barrios chabolistas como Orcasitas (1973), Palomeras y Vallecas (1979) las AAPP toman de nuevo protagonismo, si bien en circunstancias muy concretas, como las citadas.
Será a partir de la Ley Boyer de 1985 y de la descentralización administrativa autonómica, cuando la vivienda deje de ser uno de los pilares de las políticas públicas (se suprime el ministerio, incluso) y se deje al albur del mercado. El resultado es una tasa actual ridícula de viviendas con algún tipo de protección, excepto en comunidades como País Vasco o Madrid, que mantienen políticas activas de vivienda más o menos continuadas.
Lo que no tengo muy claro es el origen del término “commie”, si se refiere a “comunista” o a “comunitario” que no es exactamente lo mismo. Y creo que no es cuestión baladí si queremos ahorquillar el termino en el soviet.